VALDEORRAS

El entierro del guerrillero antifranquista Félix Yáñez, 75 años después

Los restos de Félix Yáñez González reposan desde ayer en el panteón familiar del cementerio de O Barco. En un acto organizado por la familia y el Ateneo Republicano, el "guerrilleiro" fue enterrado 75 años después de su muerte.

La familia de Félix Yáñez González (Bilbao, 1918-Vilavella, 1943) dio sepultura ayer a los restos del "guerrilleiro" antifranquista. Lo hizo en un acto sencillo, que organizó con la colaboración del Ateneo Republicano de Valdeorras y que se desarrolló en el cementerio municipal de O Barco con la asistencia de una veintena de personas. Las notas de una gaita acompañaron el descenso del pequeño ataúd al nicho.

 "Estamos muy contentos de que se lle dera sepultura no panteón familiar. Sentimentalmente, estabamos moi motivados, sobre todo porque a miña nai sempre pensaba no seu irmán pequeno", explicó Félix García Yáñez, sobrino del luchador contra Franco y, actualmente, concejal de Riada Cidadá en la Corporación municipal barquense. Añadió que su madre y hermana del fallecido pudo conocer el hallazgo de los restos por los voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica del Bierzo, en el año 2010. Sin embargo, ya fue tarde. "Tiña 95 anos e xa non era moi consciente", explicó.

El presidente del Ateneo Republicano de Valdeorras, Francisco Cobo Rodríguez, se refirió a los cientos de víctimas de la Guerra Civil y la posguerra, cuyos restos siguen bajo tierra, una situación que solo supera Camboya. Aludió al espíritu cristiano para defender su exhumación y también a la recuperación de la memoria histórica.

Los restos de Félix Yáñez fueron exhumados en 2010, en una fosa común abierta en las tierras próximas a la iglesia de Vilavella, una pequeña aldea de la provincia de Lugo. Junto a ellos, reposaban los de otros dos combatientes de la II República,Pedro Voces Canóniga y Antonio Vega Guerrero. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica tuvo que recurrir al ADN para identificarlos completamente, pues en un principio se pensó en que los enterrados habían sido Salvador Voces Canóniga, Pedro Voces Canóniga y Ovidio Peláez Rodríguez. Los familiares hubieron de esperar tres años para confirmar las identidades de los asesinados.

El bilbaíno enterrado en O Barco trabajó en las minas de carbón de la vecina comarca berciana y, cuando tuvo lugar el golpe de estado de Franco, era militante del sindicato UGT. Tras la victoria del ejército golpista, decidió echarse al monte, al igual que hicieron muchos sindicalistas.

En el acto de ayer, nada más colocada la lápida, los familiares del combatiente depositaron flores sobre ella, incluido un centro con los colores de la República.

Inmediatamente después, los asistentes fueron guiados por el sobrino del fallecido, en una visita al antiguo cementerio civil. En su reducido espacio, les fue describiendo la identidad de los otros tres "guerrilleiros", cuyos restos descansan en fosas excavadas en la tierra, Arcadio Ríos Rodríguez, Francisco Elvira Cuadrado y Domingo Rodríguez López, todos ellos muertos en 1946. Félix García también se refirió al teniente alcalde de O Barco, asesinado en la aldea leonesa de Sigüeya (Benuza) en 1940 y cuya tumba fue preparada frente a las otras tres.

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