Una familia de O Barco teme regresar a su casa

Montón de piedras formado para consolidar el terreno lindante con la vivienda.
photo_camera Montón de piedras formado para consolidar el terreno lindante con la vivienda.
Un matrimonio de O Barco lleva dos semanas a la espera de que el Concello asegure su vivienda sin poder regresar

Un matrimonio de O Barco vive desde hace dos semanas en la casa de su hija por temor a que su vivienda de O Castro pueda verse afectada por el derrumbe de los restos de la casa que lindaba con ella, ocurrido el 16 de enero. Alfonso Quiroga Sierra y Teresa Rodríguez Yáñez temen que las piedras que el Concello amontonó contra la parte trasera del terreno puedan desviar el agua de lluvia hacia su casa, amenazando su estabilidad.

La familia sufre los efectos del abandono del inmueble con el que linda su casa desde 2009. Desde entonces, su casa fue afectada filtraciones de agua y grietas, debiendo intervenir para impedir su avance. La situación fue comunicada al Concello inmediatamente, reclamando una solución y la demolición controlada de la casa, cuyas propietarias residen en el extranjero. Sin embargo, esta no llegó hasta que la construcción se vino abajo en enero y obligó a actuar de urgencia.

A finales de 2021, el Defensor del Pueblo, entonces Francisco Fernández Marugán, respaldó a los afectados al Concello asegurando que “si el inmueble no se encuentra en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, como es el caso, el ayuntamiento puede y debe ordenar la ejecución de los trabajos que sean necesarios para garantizar su seguridad, y ello con independencia de que sus titulares estén o no localizados”. Recordó que si el Concello no interviene y hay algún percance, “cualquier afectado podría exigir la responsabilidad patrimonial de la administración local”.

En su informe del seguimiento de la demolición de los restos de la construcción, el técnico municipal considera “viable volver al uso de la vivienda lindera nº 86; todo ello sin perjuicio de los vicios ocultos que esta pudiera padecer con anterioridad al suceso de ruina”. Además, comunicó el fin de la demolición urgente y la espera de un proyecto técnico para enviarlo a Patrimonio Cultural, por la proximidad del BIC de la muralla medieval.

El matrimonio considera “ambigua” la respuesta a la posible afección a su vivienda y afirma tener miedo a regresar a ella, por lo que continúa viviendo en casa de su hija. “Queremos marchar. Non se pode ter así a unha familia”, dijo Alfonso Quiroga.

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