Navidad en Ourense

La Feira de Reis sobrevivió al frío y a la pandemia en Viloira

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photo_camera Dos hombres se calientan con el fuego prendido en un bidón, al lado de un puesto de Viloira. (FOTO: J.C.)
Numerosos valdeorreses visitaron la mayor feria del año en O Barco, aunque compraron menos

El núcleo barquense de Viloira fue escenario este miércoles de la Feira de Reis, considerada la más importante del año. A esta cita anual acudió gente, pero no en el mismo número que en años anteriores, cuando los valdeorreses la visitaban para realizar las últimas compras navideñas, aprovechando la jornada festiva. Sí pudo verse abandonar el lugar a muchas personas cargadas con bolsas de  productos adquiridos, pero el volumen de ventas fue inferior al de ediciones anteriores.

"La gente pasa, pero no se para", comentó desde su puesto de pulpo Lula Fernández. "Vamos de mal en peor", corroboró instantes después Celestino Fernández, mientras atendía su expositor de bacalao. De esta misma opinión fueron los vendedores consultados: "A cousa está mal, vese xente paseando pero non compra", coincidió en señalar un vendedor de productos cárnicos.

Es la segunda vez que los ambulantes vuelven a montar sus puestos en Viloira, después de que el Concello de O Barco acordase reanudarla tras la suspensión de dos meses que decidió a causa de la crisis sanitaria del covid-19. Regresaron casi todos los vendedores y las ausencias no alcanzaron la decena, de un total de 114 que están inscritos en las dependencias municipales. Si en diciembre habían mostrado ciertas esperanzas de recuperar las ventas en la denominada "Feria del Año", no sucedió así y deberán esperar que en próximas ediciones aumenten de nuevo los clientes.

El menor número de visitantes no es consecuencia exclusivamente de la crisis sanitaria, también influyeron las bajas temperaturas que O Barco registró en la mañana del Día de Reyes. El mercurio de los termómetros aún no había subido de 1 grado a las 10,00 horas, amaneciendo cubiertos de blanco los campos y montes próximos a la villa. Ante el gélido ambiente, no fue extraño encontrar a algún que otro vendedor al calor del fuego prendido en un pequeño bidón de metal.

En todo caso, aquellos valdeorreses que se animaron a recorrer el recinto ferial de Viloira lo hicieron con la certidumbre de disfrutar  de los protocolos de seguridad más adecuados. Durante su estancia en Viloira, tuvieron que ceñirse al circuito, con entrada y salida, que marcaron con vallas y cintas los agentes de la Policía Local. Con esta medida evitaron los encuentros frontales, reduciendo el riesgo de contagio.

Esta misma finalidad es la que persiguieron varios vendedores, quienes aumentaron el espacio que sus mercancías ocupan en la vía pública, creando pasillos interiores para que los clientes puedan observar todos sus productos con total seguridad.

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