A Aurora Vázquez Domínguez le dijeron que padecía fibromialgia hace casi cuatro años. Ahora, trabaja para impulsar la delegación valdeorresa de la Asociación Galega de Fibromialxia (Agafi), que reclama una mejor atención sanitaria para el tratamiento de esta enfermedad.
¿Cuándo ingresó en la asociación Agafi?
Desde que me diagnosticaron la enfermedad en el 2004. Es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial para la Salud desde 1990, pero no se le da mucha importancia. Provoca un cuadro de dolor músculo-esquelético generalizado y no tiene causas conocidas. Provoca dolor, agotamiento, trastornos de sueño, rigidez o hipersensibilidad a la luz. Muchos de sus síntomas se confunden con los de otras enfermedades.
¿Existe algún tratamiento?
Últimamente, empiezan a hacer ensayos para diagnosticarla e identificar los anticuerpos que diferencien a las personas que padecen la enfermedad de las que no la sufren. Pretendemos hacer un llamamiento a la sensibilidad médica para que los profesionales nos ayuden. Es muy difícil convivir con esta enfermedad. Cuando tienes rigidez, la calidad de vida es muy baja. No existe tratamiento y sólo se palía el dolor.
¿Cuáles son los objetivos de la asociación?
Queremos impulsar la actividad de Agafi en la comarca, porque tenemos un hospital y hay gente capacitada. Pretendemos que venga un reumatólogo o alguien para que nos atienda. El 24 de abril estará en A Rúa Dolores Bermúdez, presidenta de la asociación, para dar una charla sobre esta enfermedad.
¿Puede haber enfermos de fibromialgia que confunden su enfermedad con otra?
Sí, hay gente que puede tenerla y no lo sabe. Además, se está viendo que puede ser hereditaria. También está afectando a mucha gente joven. Según las estimaciones, en la provincia de Ourense hay unas 10.000 personas afectadas. Aquí, en Valdeorras, la Unidad del Dolor está llena de jóvenes.
¿Con qué enfermedades se confunde?
Se confunde con artitris, artrosis, con estados de ansiedad por estrés. Afecta más a las mujeres que a los hombres. Ayuda mucho el ambiente que te rodea, que apoyen al enfermo.
Desde que me diagnosticaron la enfermedad en el 2004. Es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial para la Salud desde 1990, pero no se le da mucha importancia. Provoca un cuadro de dolor músculo-esquelético generalizado y no tiene causas conocidas. Provoca dolor, agotamiento, trastornos de sueño, rigidez o hipersensibilidad a la luz. Muchos de sus síntomas se confunden con los de otras enfermedades.
¿Existe algún tratamiento?
Últimamente, empiezan a hacer ensayos para diagnosticarla e identificar los anticuerpos que diferencien a las personas que padecen la enfermedad de las que no la sufren. Pretendemos hacer un llamamiento a la sensibilidad médica para que los profesionales nos ayuden. Es muy difícil convivir con esta enfermedad. Cuando tienes rigidez, la calidad de vida es muy baja. No existe tratamiento y sólo se palía el dolor.
¿Cuáles son los objetivos de la asociación?
Queremos impulsar la actividad de Agafi en la comarca, porque tenemos un hospital y hay gente capacitada. Pretendemos que venga un reumatólogo o alguien para que nos atienda. El 24 de abril estará en A Rúa Dolores Bermúdez, presidenta de la asociación, para dar una charla sobre esta enfermedad.
¿Puede haber enfermos de fibromialgia que confunden su enfermedad con otra?
Sí, hay gente que puede tenerla y no lo sabe. Además, se está viendo que puede ser hereditaria. También está afectando a mucha gente joven. Según las estimaciones, en la provincia de Ourense hay unas 10.000 personas afectadas. Aquí, en Valdeorras, la Unidad del Dolor está llena de jóvenes.
¿Con qué enfermedades se confunde?
Se confunde con artitris, artrosis, con estados de ansiedad por estrés. Afecta más a las mujeres que a los hombres. Ayuda mucho el ambiente que te rodea, que apoyen al enfermo.
