El Instituto que vigila la enfermedad ve como solución la ventilación, la humedad y los diseños rigurosos
La incidencia de la exposición al polvo de sílice y a la silicosis comenzó a declinar en el sector de la pizarra, cuya actividad que en Galicia genera 2.400 empleos directos y 10.000 indirectos. Lo comentó el jefe de servicio del departamento técnico del Instituto Nacional de la Silicosis (INS), Javier Madera García. "Ya superamos la cumbre de casos y puede haber una bajada. No cabe esperar grandes sustos", estimó. Ayer, se desplazó hasta Carballeda de Valdeorras para participar en una jornada técnica que organizó el Clúster da Pizarra de Galicia, que preside Víctor Cobo Arias.
Javier Madera aprovechó un descanso entre las ponencias para explicar que, hoy en día, los datos de la incidencia de la enfermedad no los maneja el INS, sino el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Los últimos difundidos, referidos a la provincia de Ourense, varían entre los 17 casos diagnosticados en 2008 hasta los 29 de 2012, alcanzando elpico máximo los 46 de 2011. A su vez, en los años 2009 y 2010 fueron detectados 19 y 36, respectivamente. En León también hay canteras de pizarra y aquí, la central UGT afirmaba el pasado mes de agosto que en los últimos cuatro años, el número de afectados en la totalidad del sector se elevó en un 40 %.
En todo caso, la dirección en el control de esta enfermedad sigue en las manos del Instituto Nacional de la Silicosis, con sede en Oviedo. El responsable del departamento técnico destacó el avance en la lucha contra los efectos de la exposición al sílice. "El sector es consciente de que es preciso erradicar la silicosis. Se dieron pasos sólidos en medidas de prevención. El camino está marcado y se puede hablar de una luz al final del camino", dijo Javier Madera.
Gran parte del camino recorrido en busca de la erradicación de la silicosis fue trazado por el proyecto piloto de una nave de producción de pizarra en el que trabajan el Clúster de la Pizarra y la Dirección Xeral de Enerxía e Minas. En los últimos cinco años, el organismo que dirige Ángel Bernardo Tahoces invirtió 1,2 millones de euros y los frutos comienzan a aparecer.
"Se avanzó mucho en proyectos experimentales, que garantizan métodos eficaces. Más que la nave en sí, lo importante fueron las ideas que surgieron de ella. Ahora, corresponde aplicarlas de forma individualizada. Se extrajeron conclusiones, que cada día se conocen mejor para implantarlos con eficacia", dijo Javier Madera.
La aplicación de sistemas de ventilación-aspiración del polvo de sílice en las naves de pizarra o la introducción de trabajos en la denominada "vía húmeda" son dos soluciones extraídas del proyecto piloto. Quizá, la más adecuada pueda ser la segunda, combatir el polvo con equipos de nebulización o de aplicación de agua para trabajar la roca. Su eficacia es "total" y la instalación menos costosa.
En todo caso, la solución pasa en todo momento por la elaboración de un diseño riguroso, elaborado por técnicos. "Algunos errores del pasado vinieron de que las soluciones se ponían con buena voluntad, pero sin rigor, sin capacitación técnica", dijo Javier Madera.
