A la fuerte inversión que realizaron se suma ahora la subida de los costes para alimentar las reses
La sequía que castiga desde hace meses a Viana, conocida como "Zona Cero da seca", llegó en un momento de claro resurgir de las vocaciones agroganaderas en el Concello. Solo en 2016, la Oficina Agraria Comarcal tramitó una decena de proyectos de incorporación al sector primario, en su gran mayoría pertenecientes al sector ganadero y apícola. La falta de agua convirtió el optimismo de los primeros momentos en resignación. "Me teño arrepentido moitísimo", comentó Xoán González Alonso, un ganadero de 25 años que abrió una explotación de ovino en Ardexaxe.
Este joven, titulado en el primer ciclo de Gestión y Dirección de Empersas Agropecuaria, elaboró un plan empresarial de 70.000 euros, proyecto que le permitió arrancar con 300 ovejas. Ahora, su cabaña se redujo a apenas 260. "Sáeme máis rendible vendelas que mercar toda a herba", comentó. A este respecto, explicó que una producción de hierba que normalmente alcanza los 220 rollos, este año se quedó en solo 30 por la falta de lluvia. Esta cantidad no basta para alimentar sus reses, por lo que se ve obligado a comprarles comida y en los próximos días, a su explotación llegarán dos tráilers, a un precio de 1.000 euros, cada uno.
Los costes se dispararon y, si tuvo que firmar un crédito para comenzar su actividad, ahora deberá solicitar otro para afrontar los costes adicionales derivados de la sequía. Recibió una parte de la ayuda que solicitó a la Consellería do Medio Rural para incorporarse a la actividad ganadero, más concretamente el 60 %, pero para ingresar el resto aún deberá esperar un par de años, según dijo. Ante esta situación, lo más fácil sería arrojar la toalla y cerrar, pero al solicitar la subvención se comprometió a mantener la actividad un lustro.
El alcalde, Secundino Fernández, corroboró que "nos últimos anos incorporouse moita xente a actividade agrogandeira". El regidor, al mismo tiempo que urgió la ayuda de la Consellería do Medio Rural, habló de la dramática situación de una familia, propietaria de una explotación de ganado caprino. El incendio de Tabazoa (ardieron 360 hectáreas) arrasó los montes donde comían sus cabras y este animal no come forraje.
