ANIMALES

La protectora de Rubiá está desbordada por los abandonos

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photo_camera Jorge Yáñez sujeta a Piluco, el perro arrojado por encima del cierre de la finca de la protectora.

Sus responsables decidieron denunciar ante la Guardia Civil cada nuevo caso que descubran

Lo llamaron Piluco. Es un perro adulto, pequeño y asustadizo, con serios problemas de salud y que alguien arrojó por encima del cierre de la finca de Peludines Callejeros de Valdeorras, en Rubiá. Este hecho y las señales de haber sido duramente maltratado que presentaba la mascota colmó la paciencia de la protectora. Tanto es así que su portavoz, Jorge Yáñez Fernández, no dudó en encaminarse hacia el cuartel barquense de la Guardia Civil para dar curso a la pertinente denuncia por abandono. "Es la primera vez que lo hacemos. Hasta ahora, solo dábamos parte en la Policía Local, a la que entregábamos los informes y los gastos del veterinario para que, si aparecía, el dueño que pague los gastos", comentó.

Fue el propio Jorge Yáñez quien encontró al animal dentro de la finca de Rubiá donde la protectora atiende a una docena de perros. Se había escondido detrás del depósito, completamente aterrorizado y con un tumor, afortunadamente benigno, en un testículo, cuya operación asumirá Peludines. Sin visión en un ojo y completamente lleno de heridas y pulgas, su amo no tuvo escrúpulos para introducirlo en una caja de cartón y tirarlo por encima de la malla metálica posterior de la finca. Lo que Piluco nunca desearía para su dueño este sí se lo hizo a él; y no solo un día o dos. El estado en que se encuentra el animal demuestra que tuvo que ser maltratado durante mucho tiempo.

Paralelamente a la presentación de la denuncia, el colectivo valdeorrés inició una campaña en las redes sociales para localizar al desaprensivo que castigó al animal de una manera tan brutal. Los jóvenes voluntarios solicitan la colaboración vecinal para identificar al dueño de Piluco y que este sufra las consecuencias de sus acciones. "Este pequeño ha salido de algún lado y algún vecino tiene que reconocerlo", explica Peludines.

Desafortunadamente, su caso no es el único. Una voluntaria de la protectora recogía hace días en Sobradelo otro perro abandonado. Poco más pudo hacer. Las lesiones que presentaba el animal provocaron su muerte y también este hecho será denunciado ante la Guardia Civil.

Hay más. Los cinco cachorros encontrados vivos en un contenedor de O Barco también acabaron en la ONG valdeorresa. Dos de ellos tuvieron más suerte y eran adoptados  poco después. Los tres restantes están en casas de acogida, donde Peludines tiene nueve  perros, a la espera de que los adopte alguna familia amante de los animales.

La protectora valdeorresa no está boyante económicamente, pero las muestras de solidaridad que reciben permiten que continúe desarrollando su bienhechora labor. Las donaciones de dinero y alimentos permiten atender a sus perros dignamente. No sucede lo mismo con el espacio que puede ofrecer a los animales que le entregan. La capacidad de la finca está  al límite. No hay sitio para más canes, pero estos siguen llegando. Una fórmula para que no queden en la calle es alojarlos en casas de acogida, a la espera de que una familia los adopte, pero no son muchas, insuficientes para sus necesidades.

Sesenta animales en la perrera comarcal de A Rúa

Peludines Callejeros prefiere ocuparse de los perros que recibe a entregarlos a la perrera comarcal de A Rúa, que depende de la Deputación Provincial, cuyos planteamientos no comparte. Aquí son atendidos 70 animales, con espacio suficiente para atender alguno más, hasta el centenar que aproximadamente tiene de capacidad. Esta es la ocupación media de este servicio, donde se aprecia un aumento de las camadas de entran. Desde A Rúa, los canes son solicitados desde muy distintos puntos de España.

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