Sucedió otra vez. El Alvia Monforte-Barcelona volvió a quedar en la estación. Los usuarios del ferrocarril que aguardaban por el convoy en la estación de O Barco de Valdeorras se vieron obligados a cubrir el trayecto hasta León en uno de los dos autobuses que puso Renfe a su disposición para, desde la ciudad leonesa, subir a otro convoy y continuar su viaje hacia tierras catalanas.
Al mismo tiempo que los viajeros recibían un mensaje informando que “el tren va en el horario previsto”, en Renfe explicaban que el tren no inició la ruta por “circunstancias metereológicas adversas”. En todo caso, el transporte no cumplía con la hora de anunciada para su parada. Una viajera que aguardaba en la estación para coger el tren a Barcelona de las 11,35 explicó: “Ás 11,40 horas, estabamos na estación e apareceu un señor de azul que nos dixo: “Pasaxeiros ao bus’”.
Desafortunadamente, los amantes del tren comienzan a resignarse y viajar en autobús. Sin ir más lejos, una situación similar la vivieron los viajeros que aguardaban por este mismo Alvia tres semanas antes. El 29 de enero, tampoco salió del hangar. En esa ocasión, las causas solo las conocen Adif y Renfe, al contradecirse en sus explicaciones. Así, mientras que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias atribuyó el problema a una avería de la máquina, que es responsabilidad de Renfe, desde la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles culparon a las bajas temperaturas de la suspensión de la línea ferroviaria.
La nota positiva de ayer, si hay alguna, es que en esta ocasión el autobús que recogió a los viajeros barquenses sí se detuvo en Ponferrada, por lo que ninguno de los pasajeros se vio obligado a coger un taxi, lo que sí tuvo que hacer una familia, hace tres semanas, cuando el bus evitó parar en la ciudad berciana.
Las quejas de los usuarios no se limitaron al cambio del medio de transporte, también criticaron que los sistemas de información instalados en los andenes de la estación barquense no funcionaron. Tanto los equipos de megafonía como el panel electrónico que deberían anunciar la llegada de los trenes permanecen apagados. La limpieza también es objeto de críticas. Según asegura a este diario una viajera, la suciedad comienza a adueñarse de las instalaciones que, a falta de trenes, “parecen ser utilizadas cada vez con mayor frecuencia por personas que se reúnen para beber cervezas”, cuyas botellas pueden verse en andenes y sala de espera.
