La aldea de Outarelo (O Barco de Valdeorras) volvió a ser el punto de encuentro de cientos de valdeorreses con motivo de la celebración de San Francisco Blanco, misionero franciscano ourensano que sufrió martirio en Nagasaki (Japón), en 1597. La pequeña capilla fue abarrotada durante las misas oficiadas en honor del santo, cuya reliquia es conservada dentro de una urna de cristal, que besaron y a la que acercaron las bolsas de rosquillas numerosos fieles.
La amenaza de lluvia no impidió a los devotos del santo abarrotar la capilla en los misas y sumarse a la procesión, durante la cual, el grupo de música tradicional Celtas Largos aportó la ambientación musical.
A la celebración religiosa se le sumó el apartado festivo que corrió por cuenta de Boa Festa Discomovida, que montó sus equipos en el exterior del centro social, donde también fue colocado el puesto de pulpo. Ambos volverán a trabajar este domingo, coincidiendo con la misa que se oficiará en honor a San Antonio en esta misma capilla, a partir de las 13,30 horas.
