ALARMA EN VALDEORRAS

Segundo jabalí con triquina en la comarca en dos meses

dscn5715
photo_camera Larva de triquina, en una muestra de jabalí analizada en la clínica veterinaria barquense.

El positivo fue detectado en la localidad de Prada (A Veiga), a veinte kilómetros del primero 

El segundo positivo de triquina, parásito del género trichinella, detectado en un jabalí en apenas dos meses hizo sonar la alarma sanitaria en Valdeorras. El temor de los cazadores a que el animal cazado a finales de octubre no fuese el único infectado estaba fundado. El último fue abatido el pasado domingo en la parroquia de Prada (A Veiga), pueblo que dista aproximadamente 20 kilómetros de Fervenza (O Barco), donde cayó el primero. Esta circunstancia propició el temor a que en la zona exista un foco de infección.

Los dos casos fueron detectados en la clínica veterinaria "Valcan", de O Barco. "Nos tiene preocupados. No es normal. Puede ser una enfermedad emergente", comentó su titular: Jorge Nieto Vázquez. Aludió a una infección de la que, hasta el pasado octubre, solo se conocían casos esporádicos.

El veterinario aplicó el protocolo establecido para una enfermedad que, como la triquinosis, es de declaración obligatoria: activar la alerta sanitaria avisando a la Consellería de Sanidade, pues es un ejemplar destinado al consumo humano, y determinar su enterramiento en cal.

El protocolo establecido no acaba de convencer en determinados ambientes sanitarios. Del positivo detectado apenas queda nada más que una entrada en un libro de registro: nada de toma de muestras por veterinarios oficiales ni de análisis para determinar la especie a la que pertenecen las larvas de triquina localizados, ya que unas son más virulentas que otras. También despierta suspicacias la orden de enterrar a los animales en cal, cuando la Administración obliga a incinerar las reses enfermas de las explotaciones ganaderas. Estas medidas sí son tomadas en serio en la vecina Castilla y León, donde la Consejería de Sanidad sigue escrupulosamente esas directrices.

Las larvas de la triquina llegan a los jabalíes cuando estos ingieren ratones silvestres infectados, una circunstancia que ya hizo temer la posibilidad de que apareciesen nuevos casos, además del de Fervenza. Un tratamiento culinario normal es insuficiente para acabar con este parásito, que aparece en el interior de quistes de carbonato cálcico. El peligro es aún mayor si el jabalí es destinado a la elaboración de embutidos, como planeaban los cazadores que abatieron al ejemplar muerto en Prada.

Si una persona ingiere un exceso de larvas de triquina puede colapsar el corazón, de ahí que los veterinarios insistan una y otra vez en recalcar la necesidad de analizar los jabalíes cazados. Esta advertencia también vale para las matanzas domésticos de cerdos, a pesar de que el riesgo sea menor.

Te puede interesar