VALDEORRAS

Las toallitas desechadas en Vilamartín causan 6 averías

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photo_camera Operarios del Consorcio de Aguas desatascando una tubería, en Vilamartín de Valdeorras.

Los tapones obligaron a intervenir al camión del Consorcio de Augas ocho veces en una semana

En la última semana, el Concello de Vilamartín se vio obligado a solicitar la intervención del camión del Consorcio de Augas de Valdeorras en ocho ocasiones. Las tormentas que descargaron sobre la comarca y los arrastres que provocaron generaron otros tantos tapones en las conducciones de aguas residuales, según indicó este miércoles el alcalde, Enrique Álvarez Barreiro.

Las averías de la red surgieron en las tuberías de Portela, Córgomo, Arcos (dos) y Vilamartín (cuatro). Todas fueron ocasionadas por los tapones que formaron los arrastres de las tormentas de la semana pasada pero en seis de ellas fue determinante la presencia de toallitas húmedas desechadas, que habían sido arrojadas a la red de residuales.

"Non son biodegradables!", insistió el regidor, que realizó un llamamiento a la población para que procure evitar arrojar toallitas húmedas a la red de saneamiento.  "Non poden ir ao baño. Quedan pegadas nas esquinas das tuberías e, coas tormentas, son arrastradas e forman tapóns", dijo.

Enrique Álvarez resaltó el elevado coste que supone para las arcas municipales la reparación de las averías. Indicó que solo el camión del Consorcio de Augas equipado para localizar averías y, en algunos casos, desatascar tuberías sale a  más de 100 euros la hora. En muchas ocasiones, el vehículo basta para resolver el problema, pero no siempre. En otras hay que realizar una cata y romper la conducción para deshacer el tapón.

Al coste económico hay que añadir las molestias que las averías ocasionan a los vecinos, por lo que el alcalde de Vilamartín hizo un llamamiento a la población para que dejase de arrojar estos productos al saneamiento.

El malestar por los problemas que generan las toallitas húmedas no es exclusivo del Concello de Vilamartín. Ciertas formaciones políticas del Estado y colectivos ciudadanos llevan tiempo reclamando la prohibición de unos productos que, además de causar averías, generan graves problemas de contaminación debido a que no son biodegradables.

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