Los vertederos irregulares se multiplican en Valdeorras

Una pala mecánica retira escombros arrojados a la orilla del Sil, en Vilamartín.
photo_camera Una pala mecánica retira escombros arrojados a la orilla del Sil, en Vilamartín.
El sector de la construcción atribuye los escombros a “ilegales” que realizan pequeños trabajos
El aumento del número de vertidos ilegales en lugares prohibidos preocupa en Valdeorras. La alarma saltó cuando el alcalde de Vilamartín, Enrique Álvarez, se vio obligado a movilizar una pala mecánica para recoger los escombros que habían sido arrojados sobre la orilla derecha del Sil. Días antes, el Concello también tuvo que desplazar un equipo de operarios hasta el entorno del puente José Luis Baltar, que cruza este mismo río, con esta misma finalidad.

El regidor afirmó que el problema de los vertidos ilegales se agrava cada vez más y lo atribuye a la actitud de ciertos vecinos que optan por deshacerse de estos residuos en cualquier lugar en vez de llevarlos a los puntos limpios abiertos en la comarca, como los de O Barco, A Rúa y el propio municipio vilamartinés, o bien a los centros de recogida de escombros de Ponferrada o Monforte.

Fuentes del sector de la construcción relacionaron estos vertidos con pequeños trabajos, o chapuzas, que realizan albañiles que trabajan de forma ilegal. “Hay mucho ilegal”, afirmaron, para seguidamente exponer que esta situación contrasta con la falta de profesionales que acusa el sector.

La concejala de Abastecemento, Saneamento e Limpieza de O Barco, Alicia Álvarez, confirmó la existencia de estos vertidos a pesar de los intentos del Concello para poner fin a estas acciones. “Intentamos que non haxa basura por aí”, comentó antes de explicar que el punto limpio de O Barco está abierto a este tipo de residuos. Atribuyó la existencia de estos vertederos a que “non hai conciencia” y añadió que en algunos núcleos son arrojados al monte desde restos de obra hasta electrodomésticos viejos.

El volumen de escombros varía de un punto limpio a otro. En el caso barquense, se recogen hasta 10 capazos de escombros de obra por semana, con un peso aproximado de 300 kilos. Dan fe de ellos, aquellos contratistas que sí respetan el medio ambiente y entregan sus residuos en este lugar y que vienen llenando un contenedor en aproximadamente una semana. Para desprenderse de ellos, solo deben entregar un justificante de su procedencia.

El problema es grave en concellos como Vilamartín y O Barco que poseen maquinaria, pero lo es más en pequeños, como Larouco. Su alcaldesa, Patricia Lamela, señaló la existencia de una escombrera en Seadur, que obligará al Concello a contratar una pala mecánica y un camión. “Últimamente, el problema vai a máis”, dijo, y explicó que en el Consistorio se dan facilidades para que los desechos sean depositados en la nave municipal. También incidió en que últimamente se arroja a los contenedores materiales que, como las ruedas o las uralitas, deben ser tratadas en centros especializados.

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