CELEBRACIÓN

Los vilamartineses, fieles a sus bodegas

Jóvenes y mayores hacen cola para participar en la Festa das Covas de Vilamartín de Valdeorras.
photo_camera Jóvenes y mayores hacen cola para participar en la Festa das Covas de Vilamartín de Valdeorras.
La XXIII Festa das Covas reunió a millares de personas, entre vecinos y visitantes, en la localidad valdeorresa, donde pudieron disfrutar del prestigioso vino de la comarca, acompañado de empanada o embutidos del municipio valdeorrés

La Festa das Covas dio lo que prometía en la noche del sábado. La organización manejaba cifras que rondaban los 3.500 asistentes y se superaron; mucho más del doble de la población que reside habitualmente en la localidad.

Organizada por la Asociación de Coveiros de Vilamartín, la fiesta tuvo un buen prólogo en la "ruta pequena", que se celebró el viernes. El pregón que dio Ignacio Candal, magistrado y profesor de universidad, fue el pistoletazo de salida a la vigésimo tercera edición de los festejos bodegueros. En él, Candal destacó la relación de Vilamartín con el vino y bromeó con la hospitalidad de los vilamartineses: "Tratamos bien a los que vienen a beber aunque no vengan a vendimiar".

Ya desde pasadas las 19,00 horas comenzaron a llegar al recinto los visitantes donde se celebra la ruta, que crece año a año.

Las covas son cavidades excavadas en el subsuelo, empleadas como bodegas debido al frescor que en ellas se da. A este frescor se confían los asistentes en una comarca que acusa especialmente el calor estival. Este año participaron 44 covas, y la gran longevidad de algunas de ellas puso el detalle histórico en una festividad que orbita alrededor del elemento estrella: el vino.

Del vino, blanco y tinto, y de los pinchos (empanada, bica, queso...)que los bodegueros pusieron a disposición de los "ruteiros" dieron buena cuenta estos últimos, que llevaban al cuello el tradicional pañuelo coveiro. El broche final a la parranda lo pusieron la orquesta Fénix y una discomóvil, que amenizaron la recta final de una fiesta que se extendió hasta bien entrada la madrugada.

La organización dispuso una zona de acampada para aquellos intrépidos forasteros que se dejaron atraer por los placeres del vino artesano, así como de autobuses para volver a O Barco y A Rúa, localidad que, además, celebra sus Fiestas de Verano.

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