VIÑEDOS

Viñas abandonadas retrasan la solución a mildiu y granizo

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photo_camera Viña abandonada y con cepas enfermas, en el Concello de O Barco.

Son focos de infección para los viñedos próximos, obligando a multiplicar los tratamientos

Los últimos ataques sufridos por los viñedos de la Denominación de Orixe Valdeorras hacen prever una cosecha difícil. El mildiu y el granizo causaron importantes estragos que, sin duda, se harán notar con una reducción de la vendimia. Peros no son estas las únicas preocupaciones que no dejan dormir a los viticultores y, en particular, a aquellos que tienen cepas lindando con viñas abandonadas. Estas son focos de infección y son una consecuencia más del problema del abandono del rural, que afecta a toda Galicia.

Entre los métodos más eficaces para evitar la expansión de los hongos y enfermedades están la poda en verde y el aireo de las viñas. Son dos procedimientos que nadie aplica en los viñedos abandonados e invadidos por los matorrales. Estos producen esporas continuamente y obligan a los propietarios de las fincas próximas a aumentar el número de tratamientos, según apuntaron fuentes próximas a la Consellería do Medio Rural.

El presidente del Consello Regulador de la Denominación de Orixe Valdeorras, Francisco García Álvarez, es consciente de este problema. Explica que el minifundismo agrava un problema de difícil solución, pues no existe ninguna ley que obligue a arrancar las cepas de los viñedos, cuyos propietarios ya no trabajan. "Por desgracia, existe a tendencia a abandoar as viñas. É moi triste", explcó. El máximo responsable de la D.O. considera que el abandono de viñedos se da en mayor medida entre aquellos que no venden a bodegas o cooperativas de Valdeorras, sino que entregan las uvas a foráneos.

En todo caso, el abandono del viñedo es patente en Valdeorras. Según los datos del Consello Reguador, de las 2.700 hectáreas plantadas en la comarca en 2008, 1.341 estaban inscritas en la D.O. En la actualidad, la superficie es mucho menor: 1.171. A su vez, los viticultores inscritos hace ocho años eran 1.961. Hoy solo quedan 1.460.

Los números, por sí solos, son preocupantes, pero la situación puede ser aún más grave, pues el censo de viñedos que maneja el Consello Regulador lleva mucho tiempo sin ser actualizado. Un defecto que pretende corregir el equpo de Francisco García. "Pretendemos contabilizar a superficie real das viñas", explicó. También dijo que este proyecto tiene un coste muy grande, pues obliga a los técnicos a revisar "viña por viña" las propiedades de los productores. Una fórmula de superar este obstáculo es lograr la colaboración de alguna universidad.

La actualización del censo también favorecerá la plantación de nuevas viñas, pues las hay que poseen las obligatorias autorizaciones de producción aun a pesar de estar sin trabajar, impidiendo la concesión de nuevos derechos. "Hay jóvenes que quieren plantar y no tienen derechos y así no se incrementará la superficie dedicada a viñedo", explicaron fuentes próximas a la Consellería do Medio Rural. Hace algún tiempo, este organismo pensó en crear una bolsa de derechos de plantación para atender estos casos. Todo fue en vano. Al final, como en tantos otros proyectos del rural, todas las expectativas despertadas quedaron en nada.

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