Tras 17 años, la parroquia de Garabás en el concello de Maside volvió a celebrar su tradicional Festa do Chuletón. El buen tiempo y la calidad del producto fueron los protagonistas de la tradicional comida.
Los vecinos de Garabás, en Maside, saben que el buen chuletón es el de su pueblo. Por eso, un año más se han reunido para celebrar su Festa do Chuletón. Los asistentes han saboreando este delicioso producto acompañándolo de patatas fritas, pimientos, pan y vino en una comida popular. Este año se contó con 750 kilos de ternera y unos 1.000 comensales se unieron a la fiesta. Todo ello gracias a los 25 cocineros que han trabajando durante toda la mañana sin parar un momento para que todo estuviera listo y en su perfecto punto. Han pasado calor y a más de uno se le ha hecho la boca agua mientras removía los chuletones en la parrilla.
Los organizadores del encuentro destacan que una vez más la calidad del producto hace que cada año sean más los curiosos que se acercan hasta las carpas instaladas en el campo de la fiesta de Garabás para saborear el famosos chuletón. Este año, a pesar de las numerosas fiestas que había repartidas por toda la provincia, destacó la gran afluencia de vecinos que se acercaron para pasar un buen rato en compañía de familiares y amigos. De hecho, el buen ambiente fue otro de los protagonistas de la jornada de ayer en la que no faltó gente de otras localidades cercanas a Maside que no quisieron perder la oportunidad de probar lo que para muchos es la mejor carne de toda Galicia. Opiniones a parte, lo cierto es que Garabás lleva celebrando este evento gastronómico durante 17 años gracias a los participantes que no se cansan en asistir una vez más a la degustación de este producto. De hecho, son muchos los comensales que repiten la experiencia de saborear la carne de los terneros criados en la zona. Unos la prefieren bien pasa y otros algo más cruda, pero lo cierto es que el chuletón de Garabás no deja de conseguir adeptos.
Por 15 euros, los asistentes pudieron degustar los chuletones a la brasa cuyo peso rondaba entre los 600 y los 700 gramos. Finalmente, la comida estuvo amenizada con actuaciones musicales.
