hostelería

Eso no le gusta al camarero

CAMARERA
photo_camera Una camarera atiende a los clientes en O Couto. (ÓSCAR PINAL)
Muchos aprecian en algunos clientes falta de amabilidad y empatía hacia ellos y su trabajo: "Lloraba porque no entendía que no me respondieran cuando yo les saludaba al entrar"

Detrás de la barra de un bar hay mucho por contar y varios camareros ourensanos han aprovechado para compartir lo que menos les gusta, como aquellas cosas insólitas que les han pedido.

Uno de los mayores problemas que tienen con algunos clientes es que son poco agradecidos. Steven destaca que afecta “el carácter que tienen, que no te digan buenos días o que vengan todo bordes, no gusta".

Andrea V., también camarera, es rotunda: "Los hay muy maleducados"

Patricia también se ha visto afectada por esto, llegando a contar que en sus primeros años en el negocio "estaba recién llegada de mi país y lloraba porque no entendía que no me respondieran cuando saludaba".

Otros ya amplían sus quejas de la mala educación al trato que tienen los clientes hacia los camareros. En este caso se encuentra Pablo, que se explica: “Falta educación a la hora de tratar con nosotros, piensan que somos sus sirvientes y no es así". En esta línea le da la razón María:

"Es mejor tratar con clientes que son amables, que sonríen, que te miran a la cara y que te tratan como personas y no como un simple empleado que está para servir"

En uno de los bares, Paola se lleva una llamada a voces de un cliente desde la terraza. "Ven que una persona está sola y no pueden esperar, tiene que ser ya... y no llegas", comenta al respecto mientras prepara unos pedidos. Y Lucía sigue la estela de Paola, "son muy impacientes, quieren que estés para todos en todo momento".

En general se podría decir que el problema es la falta de empatía existente entre el cliente y casi cualquier empleado que trabaja de cara al público, ya sea en la hostelería como en una tienda o supermercado. María, sobre esto, afirma: "Si son amables, haciéndolo con cualquier persona que trabaja de cara el público, lograrán que sean amables con uno". 

Otro punto de discrepancia entre los empleados de la hostelería y los consumidores es el acompañamiento que se les da a sus pedidos. "Protestan por los pinchos que son gratis; no les valen y te piden otros como si fuesen a la carta y esto es un bar, no un restaurante", relata Roxana al tiempo que coloca algunas de las bebidas en el almacén. Con ella coincide Inma: "Se quejan por unos pinchos que se les ofrecen de forma gratuita y a veces eso molesta". 

En resumen, con poco se conformarían, solo quieren amabilidad y educación. "Podrían mostrarse un poco más agradecidos con nosotros", pide Andrea. Esta idea la describe muy bien Patricia: "Cuando das con alguien que te responde y te saludan, te contentas".

Otros, por suerte, no tienen queja: "Maiormente todos son amables, poucos non o son, a min moléstame que non veñan ao bar" dice, entre risas, Julio Fernández.


Las peticiones más extravagantes a los camareros


La experiencia a lo largo del tiempo trabajando detrás de una barra hace que los camareros hayan escuchado todo tipo de pedidos. Alexandra señala cuál fue el más raro:"Una vez me pidieron un corto de cerveza con vino, kas de limón y unas gotas de ginebra". Este podría decirse que es el más llamativo, pero luego hay muchos otros más que llamaron su atención. "Alguna vez me han pedido una Coca Cola Zero con un azucarillo o una caña con agua", relata Pablo. Una situación similar la vivió Paola: "Muchas veces he servido un café con azúcar y sacarina" o la de María con "una Coca Cola Zero con sacarina". 

Luego se pueden encontrar algunas cosas singulares que más parecen manías. "Tengo a una señora que viene siempre y con el café quiere tres vasos de agua con hielo para ella sola", cuenta Fátima.  Agustina por su parte tuvo algunos para contar: "A veces pídenche un café que non sexa nin manchado nin con leite, incluso unha vez dixéronme que querían un cortado cun salto de nata e con pouca escuma".

Paola también recuerda que "una vez un cliente quiso que le calentase una botella de agua de plástico con la máquina del café".


Las jornadas de trabajo en un bar dejan numerosas anécdotas


La hostelería es un sector que, con el contacto directo con personas a diario, genera muchas anécdotas que los camareros no son capaces de olvidar.

Agustina Sáenz cuenta una con la atención de los clientes de la barra: “Chegaron un día tres chinos e empezáronnos a pedir unha cousa decindo algo como 'uapo', 'uapo'. A miña xefa e máis eu ensinámoslles os pinchos todos que tiñamos e incluso a torradora para saber si querían unha torrada. Nós ríamos e ao final comeron o que lles puxemos sin saber que querían, pero para min debían ser ovos cocidos". Ante este recuerdo, no pudo evitar reírse mientras seguía atendiendo a los clientes.

Andrea, detrás de la barra, recuerda una mañana reciente en la que un cliente "me pidió una 'tostada' a las once y le pregunté si la quería de pan normal o de molde. Al final no era ni de una ni de la otra, el hombre lo que quería era una cerveza tostada".

Alergias

Las alergias también generan situaciones inusuales, la intolerancia a la lactosa o a algún ingrediente de la comida son comunes. Hay otras mucho más raras como los alérgicos a la porcelana. "Les ofrecemos platos de plástico para que les sea más cómodo, pero muchos no los quieren y prefieren que le envolvamos el plato en papel de aluminio", cuenta Sonia.

En el camino de las comidas, hoy se suele topar con personas que siguen un estilo de vida vegana o vegetariana. Esto también genera alguna anécdota entre los camareros. Fátima, mientras atiende alguna mesa, relata que "una vez me preguntaron qué llevaba un pincho vegetal, se lo dije y me lo pidieron sin huevo, sin atún y sin queso. Hoy me doy cuenta de que podría ser un vegano, pero en su momento me llamó la atención porque al final se quedó con una lechuga y un tomate".

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