Música de Los Suaves y Bon Jovi para las fiestas gallegas

photo_camera Los once componentes de la orquesta Abanico

La Orquesta Abanico fue creada en 2002 y legó a protagonizar mas de 150 galas días al año 

En Rianxo, en el año 2002, José Manuel Domínguez funda la Orquesta Abanico, después de haber trabajado para grandes orquestas como la Costa Oeste o la París de Noia, decidió montar él su propia formación.

Los componentes de esta orquesta son el equipo de metal formado por Ramón Morales ,trombonista y a veces vocalista; Pablo Barreto ,trompetista ,y dos hermanos, Antonio y José Ramón Soñora, saxofonistas. El grupo de ritmo son Daniel Castro, teclista; Roberto Cespón, batería; Antonio Díaz, guitarrista, y Miguel Castro, bajista.

Los vocalistas dos voces masculinas, Daniel Sierra y José Domínguez, y la voz femenina la aporta Tania Beiras.

También cuentan con su equipo de técnicos de montaje y sonido: Jesús Somoza, Martín Lías Serafín Comojo y Modesto, el nuevo chófer.

Tiene un amplio repertorio que toca desde las típicas cumbias y merengues que animan a un colectivo más veterano, como rock and roll de la talla de Los Suaves o Bon Jovi, que está dirigido a un colectivo más joven, incluyendo las canciones de moda como el electrolatino.

Abanico toca mayoritariamente en Galicia y hacen sobre 120 actuaciones al año, una cifra que se ha desinflado mucho debido a la crisis, pues antes pasaban de las 150 actuaciones anuales, pero como nos cuenta José Domínguez, el vocalista y dueño de la orquesta, “la gente no tiene dinero y no tiene tantas ganas de fiesta”.

La vida de la orquesta es dura, sobre todo las horas en la carretera, pero José nos cuenta que también es un trabajo agradecido, divertido y si te gusta lo llegas a disfrutar muchísimo. “Nosotros trabajamos 150 días al año y estamos cobrando lo mismo que personas que trabajan 365 días, la verdad no tengo queja, sobre todo porque es un trabajo que me apasiona y llevo 36 años en él".

El objetivo de las orquestas es divertir y animar al público y muchas veces esto no es tan bonito como parece, lo malo de este trabajo es tener que perderse las propias fiestas familiares o compromisos como bodas y celebraciones. Pero cuando hay una actuación cualquier componente de la orquesta es indispensable. De hecho José Dominguez nos cuenta cómo una vez en plena actuación “ se me metió una polilla en la oreja y tuve que seguir tocando con ella dentro hasta el día siguiente, que me la quitaron en urgencias".

A la orquesta Abanico le ha pasado de todo. Una vez, en una fiesta de las afueras de Santiago de Compostela, al llegar con el autobús tiraron el puesto de rosquillas y como nos cuenta José, “tuvimos que comprárselas todas a la señora del puesto para que no protestara. Eso sí, se las habíamos pagado todas pero ella se las quería quedar, después de todo, para volver a venderlas.

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