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"El suizo vive pegado a su agenda, son súper organizados, les gusta controlarlo todo"

Sabrina Valado, en Suiza.
photo_camera Sabrina Valado, en Suiza.

La celanovesa Sabrina Valado partió rumbo a Suiza siguiendo los pasos que habían dado sus abuelos años antes. Hoy vive allí con su marido y su hijo.

¿Por qué te fuiste a Suiza? 

Como bien sabes en Celanova escasea el empleo y después de haber trabajado aquí tres años y haber sufrido un despido, tomé la decisión de abandonar mi tierra y buscar otra situación mejor. Creía que Suiza era el mejor país para intentarlo y así fue. Un buen día le dije a mi madre: "Prepara tu maleta que te vienes conmigo a Suiza". Ella había estado en los años 70 con mis abuelos. Vivió, estudió y trabajó en el país helvético. Fue la mejor traductora que podía haber tenido y además estuvo ahí para firmar mi primer contrato. Sin duda se lo agradeceré siempre. Así que, ya ves, soy la tercera generación de mi familia en haber emigrado a Suiza. Actualmente mi trabajo es la educación de mi hijo de cuatro años.

¿Fue fácil adaptarse a la nueva vida?

Yo vengo de pueblo y las grandes ciudades no son lo mío, así que empecé a buscar trabajo en la montaña y encontré un idílico lugar llamado Vaulion, entre montañas y vacas (risas). La familia con la que estaba me acogió en su casa como si me conociera, me prepararon una habitación para que tuviera intimidad y pudiera invitar a quien quisiera, me dejaban vehículo y me pagaban mi curso de francés. La verdad es que mi adaptación fue estupenda y sencilla, los vecinos del pueblo se interesaban por mí y, aunque no hablaba el idioma, hacían lo necesario para que los entendiera, me invitaban a sus comidas e intentaban hacerme partícipe de su cultura. Recuerdo a Vaulion y su gente con mucho cariño.

¿Hay muchas diferencias en las formas de vivir?

Diferencias hay. Por ejemplo, los horarios, las comidas se hacen antes, el tema de salir del trabajo e irse a tomar una caña tampoco se estila, aunque he de decir que cada vez lo empiezan a hacer más. El suizo vive muy pegado a su agenda, muchas veces para quedar con ellos es muy difícil porque todos los fines de semana están ocupados, son súper organizados y les encanta controlarlo todo. En España, improvisamos (risas). 

Aparte de los seres queridos, ¿qué es lo que más extrañas?

¡Pulpo á feira! Me encanta disfrutar de ese plato tan nuestro en la feria y también pasear en cualquier calle gallega empedrada y dejarme llevar por su atmósfera tan mística que hay en cada rincón. Y, como no, el mar.

¿Qué te gustaría que hubiese de Suiza en Celanova?

Cómo mantienen cuidado el paisaje y que apoyan sus productos artesanos como el queso y el chocolate. En Galicia los artesanos o los agricultores están olvidados. 

¿Qué rasgo valoras más del carácter de los suizos?

Su tranquilidad y la amabilidad.

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