La Federación Provincial de Mulleres Rurais de Ourense (Femuro) organizó ayer en el complejo fluvial de A Granxa, en Verín, una tarde de confraternización con dos de los programas solidarios iniciados en la comarca
La época estival es el momento perfecto para reunirse con los amigos, organizar una buena comilona y pasárselo en grande compartiendo el tiempo que, durante el resto del año, resulta siempre insuficiente.
Desde Femuro Verín (Federación Provincial de Mulleres Rurais de Ourense) han querido aprovechar estos meses de mayor disponibilidad y organizar una fiesta especial en la piscina para las familias usuarias.
La organización está dedicada a la integración y promoción de la igualdad de las mujeres en el ámbito rural. Así, desarrollan diversos programas de sensibilización, inserción laboral, educación, formación e impulso de la participación social y política, que ofrecen herramientas necesarias para que cada día más mujeres sean capaces de alcanzar su independencia en el medio rural.
En Verín, Femuro lleva a cabo dos iniciativas para los meses de julio y agosto; por un lado, la actividad "Aloumiños", financiada por la Secretaría Xeral de Igualdade, para madres embarazadas y niños menores de tres años y, por otro lado, "Femuro verán", dedicado a los menores de entre 4 y 12 años, para los que se organizan diversas actividades infantiles durante las mañanas.
Todos ellos eran los protagonistas de la fiesta en la piscina del día de ayer, en la que disfrutaron tanto los adultos como los más "peques".
El lugar escogido fueron las piscinas de A Granxa, cuya entrada se facilitó desde el Concello de Verín, que apoyó la festiva iniciativa de la organización.
A las 16,00 horas llegaban a las instalaciones las primeras familias, ataviadas con el vestuario de piscina y preparadas para pasárselo en grande. Pese a que el tiempo meteorológico no estuvo por la labor y la tarde se presentó mayormente nublada, niños y niñas no perdonaron la jornada de piscina, y hubo quien se bañó sin pensárselo dos veces.
A media tarde, cuando los estómagos comenzaban a rugir, comenzó la especial merendola, en la que quien más quien menos, disfrutó de los manjares presentes.
Meriendas aparte, la actividad quiso unir a los pequeños y a sus madres, padres y hermanos, para compartir una tarde familiar conjunta.
Iniciativas como ésta permiten el intercambio de experiencias y el enriquecimiento personal, tanto de los adultos como de los infantes. La mejor integración social es la que se hace en la calle, hablando y compartiendo vivencias que permiten encontrar puntos en común con nuevas personas, y que también ofrecen diversas perspectivas desde las que mirar la vida. Y para eso, el tiempo atmosférico nunca fue importante.
