Felipe Lubián, música sin fronteras

Acaba de ser uno de los gaiteiros que se ha subido a la torre de la Catedral de Ourense para interpretar “Ourense no solpor”, el himno de la ciudad, en homenaje a las víctimas del covid-19, ¿cómo llegó a usted está propuesta? Fui invitado por Jhonathan Ferreira, gaiteiro y director de la banda As Portelas de Lubián de la que yo formo parte y lo acepté al momento con mucha alegría. A pesar de la dificultad que me suponía aprender a interpretar un nuevo tema. El himno de la ciudad de Ourense no estaba en mi repertorio y la falta de clases presenciales motivada por la pandemia hizo que Jhonathan me enviase un audio y la partitura. A partir de ahí, cada noche, con la flauta muda, me dediqué a ensayar hasta que tuve el resultado que buscaba. ¿Había oído hablar antes de esta iniciativa Ourense? Lo había visto antes en Facebook, en la página que existe dedicada a la iniciativa (El Gaiteiro de la Catedral), lo había publicado Bieito Romero, el primer gaiteiro en subirse a la torre de la Catedral, y como no, en los medios de comunicación. Y cuando veía o leía sobre esos gaiteiros que se subían a la Catedral de Ourense, ¿se imaginó que sería uno de ellos? Nunca. Nunca pensé que se acordaran de alguien de fuera de la Comunidad para tocar en ese homenaje. Fue entonces una bonita sorpresa. Sí. Me siento muy satisfecho, no solo por poder formar parte de esta iniciativa única, sino también por el trato que recibí de toda la organización y por la repercusión que tuvo. No es un concierto al uso con espectadores, pero aun así, me estaban esperando una representación de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago - Vía de la Plata, con los que pude disfrutar de un café en el Liceo de la ciudad. Y una vez allí arriba, con la ciudad a sus pies, desde uno de los espacios emblemáticos de la ciudad, ¿qué sintió? Estoy habituado a las alturas, ya que vivo en un lugar con cierta altitud, y me gusta la montaña (risas). Es una vivencia extraordinaria. Te sujetan con un correaje como medida de seguridad (aunque yo no tenía pensado saltar ni caerme...–risas-) y comienzas a esparcir sobre los tejados de la ciudad las corcheas y semicorcheas me pareció una experiencia única. Aunque tengo que confesar que me hacía temblar un poco los dedos porque no soy solista. Toco en una banda y, de vez en cuando, hago una introducción, nada más. Y aunque no había mucha gente abajo, siempre tienes cierto respeto y miedo a equivocarte y que no haya nadie que te cubra un fallo. Es una responsabilidad. Cómo definiría este homenaje por los que ya no están, víctimas de la pandemia. Una iniciativa extraordinaria que, además, está abierta a todo el mundo gracias a las redes sociales. Por lo que sé, su afición a tocar la gaita es más bien reciente… Yo aprendí a tocar la flauta en la juventud. Se me daba bastante bien e incluso formaba parte de una agrupación musical, de nombre Piedras Blancas, en Zamora. De aquellas tenía 18 años e incluso llegamos a tocar en Madrid acompañados de otros conjuntos y en diferentes eventos. A la gaita llegué con 50 años de retraso… empecé a aprender con 55 años. Me sirvió de mucho saber tocar previamente la flauta, aunque la tonalidad sea diferente. Y es con la flauta dulce soprano que está en la tonalidad de Do, y a la que le quito la lengüeta para no molestar en casa ya que suelo tocar con nocturnidad (y alevosía si están todos dormidos) con la que ensayo. Aunque no se oye, yo oigo por el aire. Si yo hubiera cogido la flauta con 18 años, seguramente sería un buen gaiteiro. Soy un gaiteiro que no está muy seguro de sí mismo. Pero con la constancia, voy corrigiendo defectos y aprendiendo. ¿Por qué eligió la gaita? Era uno de mis sueños. Pero la vida te va trayendo obligaciones que te dejan aparcadas ciertas aficiones. Y comprar una gaita también conllevaba un gasto, pero finalmente la familia me la regaló para que no anduviese ensayando con una prestada. Cuando tocaba la flauta, tenía tocado la gaita alguna vez. Recuerdo el comentario de un gaiteiro cuando me escuchó “a este no se la dejo más que me quita el trabajo”. Seguramente más de una vez habrá oído eso de “e de vello, gaiteiro”. ¡Muchas! Pero es que mi vida estuvo dedicada a la política. Fui y soy alcalde de Lubián, fui diputado provincial dos legislaturas, y Diputado Regional (procurador en cortes como se llama en Castilla León) durante tres legislaturas. Cuando fui dejando parte de esas responsabilidades se dio la casualidad de que vino a la localidad Xosé Lois Foxo con dos gaiteiros, ya que en el municipio teníamos la inquietud de no perder la tradición gaiteira que existía. Queríamos montar una banda de gaitas y así es como empezamos a tomar clases a través de una asociación cultural, y creamos As Portelas, nuestra banda, que lleva el nombre con el que llamamos a la Alta Sanabria, a los ayuntamientos que hablamos gallegos. Así fue como me convertí en primer alumno de esas clases y, de algún modo, mi acción fue ejemplarizante y seguida por muchos vecinos. Háblenos de la banda de la que forma parte, As Portelas. Desde el año 2009, ha pasado por la banda muchísima gente y ahora la mantenemos los más mayores, porque la juventud crece, y con la marcha a la universidad se van perdiendo por las dificultades de compaginar estudios, familia, amigos y afición. En la escuela de percusión y gaita somos 30 alumnos, y cuando salimos a actuar solemos rondar la veintena. ¿Recuerda su primera actuación? Perfectamente, fue en Aveiro. Éramos 14 personas, 8 de ellos gaiteiros y el resto percusión. Participábamos en la Liga de Gaitas, en la 5º categoría y obtuvimos 68 puntos sobre 100. Acudió todo un autobús abarrotado de gente y cuando nos vieron tocar, lloraban de emoción. Y desde entonces no han parado. Los últimos años hemos tenido una agenda bastante apretada, la verdad, Una media que va de 30 o 40 al año, concentradas en primavera y verano, en diferentes lugares de Galicia, España e internacionales. Y tendrá un sinfín de anécdotas para contar... Muchas, pero hay una que se repite. Llegar a un lugar donde crees que nadie te conoce y de repente te dicen “¡Hombre Felipe! ¡Pero tú no eras alcalde!”. Muchos de ellos desconocidos para mí. ¿Hay algún tema especial para usted? Un tema que recuperé para la banda y que trajeron los portugueses cuando venían a la siega a nuestro pueblo y que recuerdo de mi niñez. Es una evolución del portugués que ha ido adoptando palabras castellanas y gallegas. En cualquier juerga de Lubián, no puede faltar su entonación. Es sencilla y muy emotiva. También son especiales dos temas que tenemos en el ayuntamiento: una muiñeira y una jota propias. ¿Qué siente con la música? Me da tranquilidad, con su punto de adrenalina a la hora de salir al escenario. Y, sobre todo, como he dicho que empecé muy tarde, me ayuda a mantener mi mente ágil y en buen estado. Conocer una nueva canción, ponerte delante de la partitura y ver si eres capaz de hacerlo bien, ayuda mucho. Por eso siempre recomiendo que se apunten a clases, tengan la edad que tengan. También es importante la parte social de la unión y de hacer nuevas amistades. …Y las cervezas y las magras de jamón que nos llevamos para después de cada actuación (risas). Ahora que llega la Navidad, o en cualquier fiesta… ¿le piden que se arranque a tocar? No suelo hacerlo. Solo una vez, el pasado año, que le toqué el cumpleaños feliz por la mañana a mi mujer. Luego sí es verdad que, en otros años, siempre hay algún gaiteiro tocando rondas en Nochebuena. Lubián – Galicia – Ourense ¿conexión indiscutible? Todo el municipio tiene como lengua materna el gallego. Y yo soy un amante de la cultura gallego, por ello me han nombrado miembro correspondiente de la RAG en el 2004, y me han llegado a llamar para dar conferencias sobre el gallego en diferentes ocasiones. Pero, yo no me siento gallego; ni castellano-leonés; creo que las fronteras no deberían de existir, y que la cultura se tiene que expandir sin ningún corsé. A la cultura nadie le puede poner puertas, y menos cerradas. Soy un ciudadano del mundo, como me gusta definirme. Con la venia 1. Un músico o grupo. - Luar na Lubre. 2. Un instrumento. - La gaita. 3. Un disco que suene en su casa. - "Na harmónica", de Xico de Carinho. 4. Un libro en la cabecera de su cama. - Hay muchos, pero uno que consulto con frecuencia es “333 historias sobre la Transición”. 5. Un recuerdo de su niñez. - Las lombrices. 6. Cuando se mira al espejo, ve. - Una cara que cada vez es más vieja. 7. Lo primero que piensa al despertar. - En qué hacer. 8. Antes de acostarse. - Leo un libro y luego, con una flauta muda, ensayo dos o tres canciones. Y ya me vence el sueño. 9. Una manía. - Ir a por el pan. 10. Una virtud. - Soy constante. 11. Un defecto. - Tengo muchos… muchísimos… 12. Brindaría por… - Porque se acabara el sueño de algunos viejos militares. 13. Daría un premio con urgencia a… - Las mujeres por su lucha contra la violencia de género. 14. Pierde la calma con… - Las noticias desagradables viendo a los políticos como si estuviesen en un patio de colegio. 15. Recobra la calma con… - Cuando me siento en casa con mi mujer. 16. Un sueño. - Ser más feliz y hacer más felices a los demás.