Luis y Herminio son hermanos y además de compartir los apellidos Carballeda Vázquez, en el reciente sorteo de la Lotería de Navidad han compartido décimo premiado. No ha sido el ansiado “Gordo” que con tanta devoción, y sin rendirnos, esperamos que algún año caiga en Ourense. Ha sido un cuarto premio al décimo 25.296, pero ha sabido a gloria a estos dos hermanos que se sentaron para elegir qué números elegían juntos para compartir. Una alegría que ha hecho volver a creer en la suerte. Y en esa frase de que “todos los números van al bombo”. Así que toca seguir tentando a la suerte. Y Reyes está cerca.
La primera pregunta es obligada, ¿cómo se sienten repartiendo este cuarto premio?
Herminio: Contentísimo. A parte de dar el premio a algún vecino, hacerlo con mi hermano.
Luis: Aunque la gente no lo crea, los responsables de las administraciones, más allá de que nos toque o no, nos alegramos de ser los encargados de repartir fortuna.
¿Cómo es que comparten el número de la fortuna?
L: Sinceramente, vino de un cambio que hicimos. Por eso se dice que nunca se sabe dónde está la suerte.
H.: Todos los años nos sentamos para decidir qué números compartimos, más allá de los que escojamos diferentes. Y este fue uno de ellos.
Supongo que este premio hace perder un poco la sensación de ser los “olvidados” junto con Zamora, de la suerte del sorteo de Navidad.
H.: Es una manera de decir que aquí también toca. No es necesario ir a administraciones referentes para ser afortunado.
L.: En Ourense, en el rural, en cualquier lugar puede tocar. Y esto es una forma de demostrarlo. La suerte siempre anda cerca. A ver si pronto cae aquí.
¿Por qué incluso la gente que no juega durante el año, sí lo hace en Navidad?
H.: Es como una tradición. La gente compra para compartir esa ilusión que se suma a la de estas fechas tan especiales. Son muchos los décimos que se compran a medias, entre familiares, amigos, empresas…
L.: Es también un regalo muy socorrido. Una especie de “souvenir” que se compra o se encarga en algún destino de vacaciones. Es tan tradicional como el turrón (risas).
Y ahora viene Reyes, a parte de los que compran con lo devuelto en Navidad, según dicen, en Ourense, la gente es más de comprar en estas fechas.
H.: En Reyes ha tocado más veces, y eso parece que atrae. Por nuestra parte hay que decir que sí que notamos más movimiento.
L.: La gente está más animada por el premio que entregamos.
Pero la suerte puede sonreír en cualquier momento del año.
H.: Totalmente. Y hay muchos y muy buenos premios siempre.
L.: Nosotros al entregar el premio ya estamos notando más gente en la administración. A veces por curiosidad para saber a quién le ha tocado.
Ahora que lo dice… conocen a los afortunados.
H.: No… pero esperamos que sean vecino y que vengan con un jamón, un buen vino… (risas).
L.: Ojalá sea gente que lo necesita. Que pueda ser una forma de mejorar su vida. Es lo que más feliz nos haría.
Reparten suerte y juegan a la lotería… ¿en qué invertirían?
H.: Compartiría el premio, no hay felicidad total si no se puede compartir. Luego ya vendría algún capricho y tomarse la vida con más calma.
L.: En disfrutar un poco más de la vida y viajar más. Las cosas se toman con otra perspectiva.
Creo que comparten ese deseo con la mayoría de la gente.
H.: Nos lo suelen decir. La prioridad es librarse de la hipotecas u otras deudas. Luego ya vendrán los gastos para uno mismo, que también son importantes.
L.: La gente también suele apostar por viajar. Es un capricho y un lujo tener dinero y tiempo para poder hacerlo sin agobios.
¿Hay algún número que se venda más?
H.: Pasan tantos números por delante de nuestros ojos que es difícil decirlo.
L.: Lo que sí podemos decir es que los números abonados, que significa que tras el sorteo, el sistema generará automáticamente un nuevo boleto con las mismas condiciones para el próximo sorteo. Y siempre tenemos en la administración, el mismo número.
¿La gente viene con un número en mente?
H.: Hay de todo. Desde la gente que sueña con ellos a gente que tiene predilección por una fecha por algún motivo.
L.: También hay mucha que llega y se deja guiar por la intuición, por lo que le transmita un número. Insito, insistimos, en que nunca se sabe que número puede tocar.