Pepa Fernández, la voz ourensana de la mañana

Millones de "escuchantes" siguen cada mañana a Pepa Fernández en su programa de RNE "De Pe a Pa", un magazine en el que la cultura manda como si de un oasis se tratara en medio de la trepidante actualidad. Una periodista y comunicadora referente que siempre tiene presente los maravillosos años de la infancia pasados en Ourense. La libertad que respiraba en el pueblo de Esgos, las aventuras en bicicleta, la tienda de ultramarinos de su abuela... y para combatir esa "morriña" de la que es difícil escapar, aprovecha siempre que puede para visitar la provincia y dejarse querer por toda su familia. Durante 20 años, hasta el 2019, fue la responsable del programa radiofónico de fin de semana “No es un día cualquiera”. Háblenos de esa etapa en el magazine en el que siempre tuvieron cabida todo tipo de temas culturales en sus más diversas facetas. Han sido mis mejores años profesionalmente hablando. Me dieron la oportunidad de afianzarme en una radio estatal como es RNE, con unos compañeros magníficos, y con unos seguidores muy entusiastas. Efectivamente en “No es un día cualquiera” planteamos un programa con mucho contenido, pero con temas muy pocos asociados a la actualidad y a lo que suele ocupar muchas horas en el fin de semana, como es la prensa del corazón o el fútbol. Nosotros conseguimos evadirnos de todo eso y centrarnos en un programa lleno de cultura y curiosidades, con temas para la reflexión y la divulgación, más que para la información pura y dura. Recuerdo que teníamos unas tertulias de lo más disparatadas a divertidas, pero que tenían su enjundia. Reflexionábamos sobre sentimientos, objetos cotidianos… y con resultados sorprendentes. Y en esos años también han realizado muchos kilómetros llevando el programa a auditorios y teatros de toda España. ¿Qué recuerdos guarda de esa etapa? Tengo maravillosos recuerdos de esa época. Acercar la radio al público, al propietario de la radio que no es otro que el oyente, es increíble porque te das cuenta de quién está al otro lado. La radio, cuando yo empecé, era un medio con “feeback” lento. Te llegaban algunas cartas, pero no eras consciente de quien había al otro lado. Por eso, al sacar la radio del estudio, te das cuenta de que el mundo no acaba en Madrid o Barcelona. De que hablas para un mundo muy diverso, con situación muy distintas, con circunstancias que a veces ni puedes imaginar. Ha sido una experiencia preciosa que nos ha enseñado mucho. Y en esos viajes, también hizo parada en Ourense. Me acuerdo de estar en el Teatro Principal de la ciudad, con toda mi familia sentada allí. Fue emocionante ver que estaba hablando para la gente que más quiero. Y cada vez que visitaba Ourense me sentía orgullosa de poder mostrar la ciudad a mis compañeros. Soy muy entusiasta de toda la provincia de Ourense. Reconozco que en Galicia, en general, hemos tenido muy buenos programas. En el Teatro Principal de Ourense con José Luis Cuerda. Viajes que están a la espera de la normalidad para coger carretera nuevamente. Y con muchas ganas. Hace justo un año estábamos en Viana do Bolo, el último antes de la pandemia. Y teníamos en previsión visitar muchas localidades, pero… se cruzó la pandemia. Un esquema que ha trasladado al programa diario también en RNE “De Pe a Pa”. He tenido la suerte, no habría aceptado otra cosa, de que me dieran la parte no informativa de las mañanas. Y aunque el día a día manda, y nos mantenemos actualizados en todo momento, el formato me permite apostar por la cultura y mantener el espíritu del programa del fin de semana. Hablamos de cine, literatura, teatro, arte… me parece un oasis dentro de la vorágine informativa. Y muy necesario. Ya antes del programa, la primera parte del programa la pilota ejemplarmente Iñigo Alfonso, con todo el peso del día a día. Luego llego yo con un resumen informativo, y otros temas complementarios. Y en ambos programas, siempre ha sabido contar con grandes colaboradores que también son brillantes comunicadores. No es solo importante contar con una persona con mucha sabiduría, sino también que sepa transmitirla. A veces es mejor que una persona sepa un poquito menos, pero que sea capaz de explicarla para que resulte interesante. Esa es mi teoría. Y en la radio me gusta contar con personas que sepan, pero que también sepan contarlo. Y ya si encuentras al que más sabe y encima sabe contarlo bien… es como si te tocase la lotería. Con lo que se demuestra el interés y la importancia que la gente da a la cultura. Una cosa “buena” –malditas las cosas buenas que hemos aprendido a raíz de esta pandemia- ha sido que mucha gente se ha dado cuenta de lo necesaria que es la cultura. Lo llevábamos diciendo desde hacía años. La cultura es un bien de primera necesidad. Después de alimentarse, hay que nutrirse de otra manera, hay que alimentar el alma. Y eso solo se consigue con la cultura. En Santiago de Compostela. Las nuevas tecnologías y redes sociales también han influido en la radio. ¿Dan alas o condicionan? Creo que nos han ayudado bastante. La radio se ha aliado muy bien con internet y las redes. Nos ha abierto un mundo nuevo. De entrada, nos ha ampliado a un mundo de audiencia infinito, impensable hace unos años. No sabes donde puedes llegar. Te pueden escuchar desde la Polinesia a Francia. A mí es algo que me impresiona muchísimo. Cuando yo empecé en la radio, si nos llegaba una carta de que alguien te escuchaba en cualquier país fuera de España era una maravilla. Ahora pueden oírte en cualquier lugar del mundo. Y encima, gracias a los podcats, pueden hacerlo sin ningún tipo de traba de horarios y seleccionando solo el contenido que te interesa. Para mí no son ninguna amenaza, más bien al contrario, ha abierto la radio a todo el mundo. Son lo más democrático que hay. Las redes, además te dan la posibilidad de obtener un “feedback” al momento y además, de hacer que la gente se relacione entre sí. Un programa puede propiciar amistades, e incluso algo más… sin ir más lejos, hemos sido testigos de noviazgos. En este ir con los tiempos, también ha permitido que los “escuchantes” puedan conocer las caras que hay al otro lado de las ondas. ¿Resta magia? Se pierde magia. Al principio, cuando me fui a hacer radio a Barcelona, yo no quería que se supiese quien era. Siempre decía que me imaginasen como ellos quisiesen. Una parte hermosa de la radio es que la gente te ponga la cara y el cuerpo que les guste o apetezca. Que nunca se corresponde con la realidad. Al empezar a viajar ya me pusieron cara, y luego con internet, ya todo el mundo sabe como eres. Es curioso, luego cuando me veían coincidían en que pensaban que era más mayor y más gorda. Sería bonito que nadie viese a la gente de la radio, pero hoy en día es imposible. En época de la pandemia, en el que abundan los programas realizados desde casa, ¿han condicionado mucho el ritmo de las entrevistas? Los programas desde casa se pueden hacer en un momento determinado y por una causa concreta como ha sido el covid-19. Pero cambia mucho. Los equipos en la actualidad se están repartiendo para evitar que todo el equipo esté en cuarentena y el trabajo se hace mucho más difícil. Comunicarse a través de un chat, no es lo mismo que el cara a cara. Mentalmente también agota más. Otra cosa es la calidad de antena, que nunca se pierde y sorprende lo bien que suena esté donde esté. Pegados a la actualidad, y ante la celebración del Día de la Mujer, tradicionalmente, las mujeres ocupaban más bien las franjas horarias de las tardes, usted fue una de las pioneras siendo responsable de un programa matinal. En la radio siempre ha habido mujeres y no se han producido grandes discriminaciones, más allá de lo que comenta, pero tampoco creo que haya sido intencionado. En la radio cuesta mucho hacer cambios, y las fórmulas que funcionan se mantienen en el tiempo y se repiten hasta la saciedad. Por eso las franjas siguen siendo las mismas pasen los años que pasen. Es difícil romper tendencias y como tradicionalmente fueron los hombres los que ocuparon las mañanas, se siguió haciendo. En los últimos años las mujeres han ido ocupando esta franja con mucho éxito. En Viana do Bolo, su último viaje antes de la pandemia. Además de la radio, también ha estado presente en varios programas de televisión. Sí, pero la televisión nunca me interesó tanto. Creo que cada uno tiene que ser consciente de sus limitaciones y yo no me siento tan a gusto en pantalla. Me siento más encorsetada. La tele no te permite tanta libertad como la radio. Tanta autenticidad. Estás más pendiente de mil cosas que para mí no son naturales. En la radio me siento totalmente yo. Gran lectora que también tiene un libro con entrevistas, “Lo que la vida enseña”. ¿Habrá más? No... bueno nunca se sabe. Son un total de 17 entrevistas que realicé expresamente para el libro a propuesta de la editorial La esfera de los libros. Con ellas busqué entrevistar a grandes personajes de cierta edad para saber como ha sido su vida y que han aprendido. Fue muy bonito conocer a gente tan maravillosa como Saramago, Delibes, Labordeta, María Dolores Pradera... gente muy diversa y todos hablándome de sus años vividos. Tantos años y tantas entrevistas realizadas, ¿alguna que la haya impactado? Escoger siempre me resulta muy difícil. Han sido tantas… por citar, me gustaban mucho las conversaciones con Miguel Delibes. Era una persona que transmitía una dignidad, una humanidad y una cultura… más que cultura, sabiduría. Siempre salías mejor de una entrevista con Delibes. Al igual que con Saramago. Otro grandísimo entrevistado. Esas son las entrevistas que me gustan, de las que sales siempre sintiéndote mejor y con una la sensación de haber aprendido. En general, los escritores me han dado grandes satisfacciones con sus entrevistas. Guarda muy buenos recuerdos de Ourense… No podía ser de otra manera porque mis mejores recuerdos de la infancia están ligados a ella y es donde hay muchas personas a las que quiero. Gran parte de mi familia está en Ourense. Era mi espacio de veraneo donde iba al día siguiente de finalizar el curso en Barcelona. ¡Y durante tres meses! Recuerdo pasar los días de verano en casa de mis tíos, entre Pinto y Esgos, ir en bicicleta a un monasterio de San Pedro de Rocas totalmente abandonado, los días en la piscina, la libertad total... Me sentía como la auténtica protagonista de “Los Cinco”, de Enid Blyton. Y la tienda de ultramarinos en la Lonia de mi abuela, donde cada día leía La Región. Entonces, pronto la veremos por aquí... Lo estoy deseando . Ahora que estoy más en Madrid, recuerdo que en febrero prometí a mi familia que iría más a Ourense, turnándome los fines de semana con Barcelona… y mira lo que han sido las cosas. Pero tengo muchas ganas de volver. ¿Algún secreto para la longevidad de la radio y en la radio? La longevidad de la radio está en la costumbre. Siempre cito una frase de Julio César Iglesias que me dijo un día “Pepa, los programas de radio no duran porque sean buenos. Son buenos porque duran”. Es una frase extraordinaria y yo no puedo decirlo mejor. La gente se acostumbra a la radio y la clave es mantenerse. Con la venia 1. Un locutor/a. - Luis del Olmo porque con él aprendí a amar la radio. 2. Un disco que suene en su casa. - Cualquiera de Al Jarreau. 3. Un libro en la cabecera de su cama. - ¡Cambian todas las semanas y hay más de uno! 4. Cuando se mira al espejo, ve... - A una señora mayor que se parece a mí. 5. Un recuerdo de su niñez. - Mis veranos en O Pinto, Esgos. 6. Brindaría por... - La salud, porque sin ella no hay nada. 7. Daría un premio con urgencia a... - Las personas que se juegan la vida por las demás sin conocerlas. 8. Un lugar para perderse. - La Ribeira sacra. 9. Un viaje pendiente. - Australia 10. Una manía. - Me fijo en todas las matrículas. 11. Un defecto. - Soy tiquismiquis. 12. Una virtud. - Me gusta escuchar. 13. Pierde la calma con... - Los "conspiranoicos" y la gente que es incapaz de cambiar de opinión. 14. Recobra la calma con... - La lectura y la música. Son mi terapia. 15. Un sueño. - Dormir sin despertador.