Yael de Lorenzo: una fotografía personal y con reconocimiento

A pesar de su juventud, Yael de Lorenzo fue con una cámara analógica con la que empezó a sentir la llamada de la fotografía. Tanto fue así que estudió bachillerato de Artes Plásticas ya que tenía la asignatura de imagen y sonido que también tocaba la fotografía. 

Conocía a otras chicas que se habían presentado en años anteriores que me animaron a probar suerte. La verdad pensaba llevar a concurso un corto que había hecho para clase, pero haciendo fotografía, lo más lógico era presentar algo que estuviese haciendo. Y así fue como participé un trabajo del curso 2021/2022.

Una colección de fotografías que se llama “Mocidade”. ¿Qué buscaba captar con ella?

Son seis imágenes. En cada una de ellas intenté recoger, más que momentos, instantes en los que te encuentras contigo mismo en tu adolescencia. Como cuando escribes tu propio diario, cuando te miras al espejo o reflejas tu vida en las redes sociales. Es una forma de intentar que cada uno se vea reflejado en ese momento de su vida. 

Para llegar a esas imágenes, ¿ha habido una intensa preparación previa para la puesta en escena?

Fue un proceso bastante laborioso, además de emocional al versar sobre mí. La edición fue muy complicada, sobre todo porque yo no había hecho nada así de edición. Pero al final salió bien. 

Dice emocional… y es que en ellas hay un “poco mucho” de Yael de Lorenzo.

La verdad es que sí. Cada una de ellas está hilada a mí de algún modo. 

Descríbanos alguna de esas imágenes.

Para cada una de ellas usé un objeto que creía representativo. Fui pidiendo diferentes elementos como los espejos para ver el reflejo de uno mismo desde diferentes ángulos y épocas, una televisión antigua… y, sobre todo, lo que buscaba era que estuviese mi cara en todas y cada una de ellas y varias veces. Como una omnipresencia.  De ahí que prevalezcan los reflejos.

Recuerda si de pequeña ya sentía esa atracción por la imagen. 

Siempre me interesó la edición de vídeo. Pero una tía mía me regaló una Polaroid y esa fue la primera cámara con la que comencé a experimentar. Y me gustó mucho. Tanto, que me decanté en estudiar Bachillerato de Artes Plásticas, ya que tenía la asignatura de imagen y sonido que también tocaba la fotografía.

¿Qué es lo que más le inspira a la hora de fotografiar?

En la música, en alguna frase de un tema concreto… me lleva a coger la cámara y tomar imágenes que a mí me inspiran.

¿Y lo que más le gusta?

Expresar sentimientos de manera no hablada. Me permite plasmar lo que me pasa por la cabeza y verlo como si fuera real.

Hoy en día las redes sociales son esenciales. 

Totalmente. Aunque tienen dos caras. Hay gente que tiene trabajos increíbles, pero que tiene pocos seguidores y es injusto. Por otro lado, son esenciales porque es lo que te da visibilidad a nivel mundial. No existen fronteras para que todo el mundo sepa lo que haces y lo valoren. 

¿Qué opina de que ahora, con las nuevas tecnologías, “todo el mundo cree ser fotógrafo”?

Una cosa es hacer una foto con una intención, una idea, un trasfondo, estudiar el momento, buscar el mejor ángulo, saber cuándo hacer “clic”, y otra es tomar imágenes con un móvil porque te gusta cómo está el cielo o un árbol. La fotografía como tal tiene un largo proceso detrás, tanto técnico como creativo.

Si le hablo de la fotografía analógica, ¿no siente cierta morriña?

La verdad es que sí. Mis primeras fotos fueron en cámara analógica y fue todo un proceso de negativos, positivizar, ampliar… y fue algo que me marcó mucho. Es muy artesanal, se le dedica mucho mimo y parece que el resultado también recoge esa dedicación. Es un proceso muy bonito. Ver como la foto cobra vida.

¿La fotografía ayuda a recordar o a olvidar? Es decir, ¿uno recuerda más la imagen que el momento?

Depende de quién vea la fotografía. Tú ves una imagen que no es tuya, y te lleva a un lugar, a un momento. Pero si es tuya, te permite tener presentes momentos. Y no solo la foto en sí, sino todo lo que rodea ese momento.

¿Qué futuro le augura a la fotografía?

Tristemente, creo que le queda un caminito pequeño para que siga dándosele el valor que se le daba. Pero mucho futuro porque la imagen llena todo en todo momento.

¿Y su futuro?

Pues comenzaré Artes Visuales en Coruña y seguir muy vinculada a la fotografía. Y ojalá pudiese exponer en Ourense. 

Te puede interesar