de qué se fala

¿Conoces a George Méliès?

20171001125757612_result
photo_camera Exposición que rinde homenaje a uno de los primeros directores de cine cuya contribución al séptimo arte es fundamental.

¿Habías oído hablar de este ilusionista y cineasta francés?

A finales del siglo XIX, los espectáculos más comunes para ocupar los ratos de ocio eran el teatro, el cabaré y el circo. Poco a poco también se iban poniendo de moda los parques de atracciones y las ferias que se instalaban en las explanadas de los pueblos y las ciudades. El ilusionismo empezaba a despuntar y a despertar gran interés entre la gente de la época, sobre todo las ilusiones ópticas que conseguían simular el movimiento, esas sí que provocaban una fascinación absoluta. Será aquí donde destaque la figura de Georges Méliès.

¿QUIÉN ERA?
El 28 de diciembre de 1895, el Salon Indien del Gran Café, situado en el Boulevard des Capucines de París, colgó en su exterior un misterioso cartel que poco decía a los transeúntes que pasaban por delante: "Cinematógrafo Lumière. Entrada 1 franco". Sin embargo, inmediatamente después lo que sucedía entre esas cuatro paredes pasó a estar en boca de todos: en la oscuridad y encerradas en un rectángulo luminoso, se podían ver imágenes en movimiento y actuando como si estuviesen vivas. Los hermanos Louis y Auguste Lumiére habían logrado poner en marcha la primera exhibición pública de lo que casi inmediatamente pasaría a ser conocido como "cine". 
Uno de los espectadores que allí estaba fue Georges Méliès, un director y productor francés propietario del teatro Robert Houdin. En dicho teatro, que compró al renunciar a trabajar en la fábrica de zapatos que tenía su familia, ya se representaban por aquel entonces, fascinantes números de ilusionismo que había conocido de la mano del mago Maskelyne durante su estancia en Inglaterra.

CINEMATÓGRAFO
Según concluyó el espectáculo, se dirigió a los hermanos Lumiére para comprar el aparato con el que habían conseguido hacer eso que tanto le había 
impresionado. Los hermanos declinaron su oferta pues no querían perder el monopolio de lo que prometía un gran éxito. Eso no desalentó para nada a Georges Méliès que en poco tiempo se hizo con su propio cinematógrafo. 

Rápidamente aprendió su funcionamiento y en abril de 1896 incorporó a su representación teatral la proyección de películas. La primera de ellas fue “Partida de naipes”.Las primeras proyecciones de Méliès eran historias, más o menos realistas, en las que se captaban escenas de la vida cotidiana. Más tarde, incorporaría grabaciones de escenas teatrales en las que se parodiaban noticias de la actualidad. Sobra decir que el público estaba maravillado con todo aquel ilusionismo que Méliès le ofrecía. Pero poco a poco el público se fue cansando de aquello que ya tenía muy visto y que dejaba de fascinarlo. Los espectadores pensaban que el éxito de Méliès sería efímero pero no fue así.

STOP TRICK
Estando Méliès rodando una de sus películas en la calle se le atascó uno de los mecanismos de su cámara por lo que tuvo que dejar de filmar mientras lo reparaba. Al proyectar el resultado, observó como un “tranvía” de caballos se convertía en una especie de cortejo fúnebre. Acababa de descubrir el stop trick, el primer truco cinematográfico que cambiaría la historia del cine del momento y que consistía en dar la impresión de que los objetos desaparecían de la pantalla. Hasta entonces se había limitado a filmar directamente números de ilusionismo tal y como sucedían antes los espectadores, pero ahora las cosas cambiarían.
Este descubrimiento abrió la llave a multitud de posibilidades que comenzaron en 1897 con Gugusse et l'automate, la primera película que mostró a un robot en la historia del cine. Iniciaron entonces unos años prodigiosos, en los que Méliès invirtió todo su dinero en construir su gran estudio de Montreuil, de donde fueron saliendo las grandes cintas del francés: Viaje a la Luna (1902), El viaje a través de lo imposible (1904), El eclipse: el cortejo entre el Sol y la Luna (1907), A la conquista del Polo (1912), y muchas otras más. Méliés, el gran inventor de numerosos trucos y técnicas cinematográficas, se retiró en 1913, ante la imposibilidad de competir comercialmente con las grandes productoras que habían nacido pocos años antes. A su muerte, acontecida en 1938, se encontraba en la más absoluta miseria.
 

Te puede interesar
Más en Xornal Escolar