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Entender la dislexia

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Diagnóstico e intervención en el trastorno del aprendizaje de la lectoescritura

Se entiende por dislexia, la dificultad específica del aprendizaje que afecta a la lectoescritura. Pero va más allá de tener dificultades en lectoescritura; pueden (o no) estar afectadas también áreas como la planificación y organización, la atención, la lateralidad, las matemáticas, el área motriz, la memoria a corto plazo…


Características


Generalmente las personas con dislexia son muy buenas en memoria a largo plazo puesto que su cerebro es predominante visual y suelen tener una memoria fotográfica, pero fallan en la memoria a corto plazo.

La dislexia es un trastorno crónico, no se “cura”, pero es muy importante detectarla cuanto antes para facilitar herramientas y estrategias para afrontarla.

Junto a este trastorno pueden cursar otras dificultades más comunes: el déficit de atención, la hiperactividad, el trastorno de coordinación (dispraxia), altas capacidades y trastorno en el cálculo (discalculia).

La dislexia se marca dentro de las dificultades específicas de aprendizaje (DEA: Dislexia, disgrafía, disortografía y discalculia). La disgrafía sería un trastorno en el trazo de la letra, muy ligado a la mala coordinación óculo-manual; la disortografía está presente en todos los disléxicos, y es conocer las reglas ortográficas pero sin ser incapaz de ponerlas en marcha de forma automática; la discalculia es parecido al trastorno de lectura y escritura pero con el cálculo, los números y la lógica matemática.

Es probable que el niño abarque todas estas dificultades, aunque no siempre tiene por qué ser así. No es verdad que el niño con dislexia tiene mala letra o no le gusta leer, o no saca buenas notas. No podemos continuar alimentando falsos mitos.

Es importante tener en cuenta lo que podemos observar más allá de la teoría; debería llamarnos la atención que niños en edad temprana lo pasen mal a la hora de ir al colegio, o que niños curiosos, con inquietud por aprender, no avancen correctamente en lectoescritura e incluso rechacen los cuentos.

No podemos olvidar que los niños cuando son pequeños no son vagos: quieren aprender. Cuando todo funciona, un niño quiere aprender y agradar a sus maestros, padres, etc., y si le vemos muy desmotivado en cuestión de temas escolares es porque algo está pasando.

El niño con dislexia se tiene que esforzar 3 veces más que uno sin dislexia. Si ese esfuerzo no tiene un resultado positivo, empieza a ser consciente de ello. Las notas no siempre se corresponden con el tiempo que ellos emplean para estudiar y eso es algo que puede generar una gran desmotivación, por lo que no podemos continuar con la etiqueta de que ese niño no hace más porque “es vago”.


Diagnóstico


Podemos tener un diagnóstico de dislexia a partir de los 7 años. Antes de eso no podemos hablar de dislexia, pero si podemos ver ciertas dificultades que se irán acentuando conforme pase el tiempo. No hay dos casos idénticos, cada niño es de una manera diferente. No podemos olvidar que para diagnosticarla tiene que haber una inteligencia/CI normal o por encima de la media (puede incluso cursar con altas capacidades).

En la etapa de infantil nos tenemos que fijar en los niños que son muy visuales; capaces de recordar casi los guiones de una película, que son muy creativos, pero que tienen dificultades para ubicarse en el tiempo(días de la semana, meses del año…). No controlan el tiempo, el hecho de decirles “os quedan 10 minutos para terminar el examen” no les sitúa ni les da más información, si no que les pone más nerviosos porque no controlan los tiempos.

Es posible también que no recuerden o conozcan los colores, y/o que presenten dificultades para seguir rimas o leer cuentos e historias sin imágenes. En la etapa de primaria tenemos niños más afectados a nivel emocional, puesto que son conscientes de cómo escriben los demás, de lo que les cuesta a ellos leer, de lo nervioso que se ponen, etc. Hay que explicarles que no aprenden de la forma en la que normalmente se aprende.

No podemos obviar la falta de sueño, los dolores de cabeza, los despistes, la falta de atención, etc., muy presentes en esta etapa y síntoma de alerta especialmente si en el colegio nos comentan que hay problemas a nivel lectoescritor.


Intervención


Los niños con dislexia tienen una forma diferente de aprender, por lo que debemos centrar el aprendizaje en una metodología tradicional multisensorial; a través de los sentidos. No aprenden con una metodología tradicional por sus dificultades en la memoria a corto plazo; la memoria se debe activar a través de las emociones, de lo que nos gusta, lo que nos divierte….

Algo a tener en cuenta es que estos niños necesitan una adaptación curricular no significativa. Hay dificultades para aprender y demostrar lo que se sabe, por lo que hay que facilitarle estrategias que le ayuden a aprender de forma diferente. Hay que normalizar siempre este trastorno, tanto en el colegio con los compañeros como en todos los aspectos de su vida diaria.Las adaptaciones se mantienen aunque el niño empiece a tener éxito, incluso dentro de la vida universitaria.

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