XORNAL ESCOLAR

Normas y límites para educar

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Claves para falicitar el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños y niñas

La forma de educar ha cambiado y mucho, los hijos/as dominan, en demasiadas ocasiones, a sus padres/madres hasta convertirse en los que imponen las normas en casa.

La excesiva permisividad (que es tan negativa como el exceso de autoritarismo) y la falta de dedicación, por la dificultad de conciliar el trabajo y la familia, no favorece un correcto desarrollo. No voy a establecer una relación de normas a seguir según la edad del niño/a, mi intención es invitaros a reflexionar y sobre todo a entender la necesidad de establecer normas y límites para favorecer el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños y niñas. 

Está claro que las normas de cada niño/a tienen que ir en función a su edad, sus propias características y teniendo en cuenta todos los aspectos que lo rodean. Los niños/as son los primeros beneficiados de que se les marquen unas normas que les van a permitir adaptarse mejor en la adolescencia y en su vida adulta.

La solución no es buscar un culpable (colegio, profesores/as, amigos/as...) el problema tiene que resolverlo el niño/a y para ello necesita estrategias que se aprenden desde pequeño. 

Debemos partir de una concepción clara: enseñar no es tener y la educación no es limitarse a obedecer, es necesario crear una relación de comunicación en la que todos podamos expresar nuestras opiniones. Las familias (padres, madres) tienen y deben ejercer la autoridad. Los niños/as están en proceso de aprendizaje, nosotros somos los responsables de que adquieran las normas necesarias que favorecen su desarrollo. No podemos dejarlo a su elección, no es lo mismo un capricho que una necesidad. En pocas palabras: no hay que negociar todo. 

Para conseguir una adecuada educación de los hijos/as es necesario establecer normas y límites desde el nacimiento, que se irán modificando y adaptando a cada niño/a. Las normas tienen que estar  ajustadas a cada niño/a para fortalecer conductas y favorecer su crecimiento personal y deben ser progresivas (no es cuestión de cantidad sino de calidad).


Estrategias


No hay una técnica válida para todos. Lo que funciona con un niño/a no funciona con otro. Hay que comenzar por tener claro que los problemas no se solucionan solos y que si no se le pone solución crecen. Así pues, no es cuestión de evitar problemas (que los habrá) sino establecer pautas para aprender a superar obstáculos. 

Dicho esto, también es importante saber que todos cometemos fallos, la perfección no existe. Aprendemos de nuestros errores. Como en todo, lo principal es aplicar coherencia y objetividad no podemos reaccionar igual ante todo. Las normas deben ser consensuadas en familia, deben conocerlas todos los miembros. Aunque son los padres/madres quienes las establecen, es conveniente darles cierta libertad y opciones para que los niños/a también puedan elegir. Así mismo, es muy positivo ponerlas por escrito y establecer un control de las mismas. 

Cuando sea necesario corregir conductas o hechos hay que hacerlo de una forma tranquila y firme, manifestando que puede hacerlo bien. Por lo tanto, las consecuencias deben ser directas, inmediatas y proporcionales.  

En mi opinión, una de las claves del éxito está en elogiar los comportamientos adecuados, no podemos centrarnos solo en los negativos. El niño/a nunca debe sentirse ridiculizado o humillado. Es necesario tener siempre presente que los límites deben fijarse de manera que no afecten a la autoestima del niño/a. Por lo que la disciplina no puede ser hiriente ni grosera. La correcta disciplina no es castigar, implica que los niños y niñas se sientan seguros y requiere combinar el cariño con el control. Por otra parte, el tono de voz y los gestos ayudan a controlar la situación. Ante todo, las familias (padres, madres) no pueden castigar con algo que no pueden cumplir, ni delegar la autoridad en el otro, ni deben desautorizarse, ni modificar castigos. Si no están de acuerdo entre ellos deben solucionarlo en privado. Los niños/as saben dividir a sus padres/madres para salirse con lo que quieren. Encubrir errores y levantar castigos lleva a formar hijos/as inmaduros e incapaces de enfrentarse a la frustración. Por consiguiente, no debemos asumir sus responsabilidades.


Consecuencias


Tener normas bien definidas desde los primeros años les ayuda a ser más responsables, a tolerar la fustración, a saber expresar sus sentimientos, a ser más justos y seguros y a mejorar la convivencia. 
Debemos transmitirle que es capaz, que esforzarse merece la pena, que ver el vaso medio lleno es la mejor opción para generar confianza y encontrar equilibrio. 

En resumen, no busquen culpables, céntrense en las soluciones, que existen pero requiere de intención, formación y constancia para lograrlo. Una de ellas es saber que existen normas y límites desde pequeños. La familia es la base de la educación, el colegio apoya y complementa esa educación. Enseñar no es dar siempre lo que demandan. Es decir, somos su guía para aprender a adaptarse, para tomar decisiones y para enseñarlos a levantarse cuando se caen. Un adolescente conflictivo no surge espontáneamente, es necesario tomar medidas de prevención y sobre todo tener claro que las normas no solo se establecen con autoridad sino que también con comprensión y afecto. 

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