EL EDUCADOR HABLA

Valores innegociables

La transmisión de valores de la educación hoy en día

Hoy día existen muchos modelos educativos y sistemas pedagógicos en la escuela. Muchos de ellos se basan en contenidos, cada vez más se le da más importancia a habilidades y competencias. Aun que el primer pilar de la educación y formación de un niño o niña se da en la familia, hay valores que no deberían estar sujetos a negociación por parte de ningún agente implicado en la educación de nuestros jóvenes. 

LA RESPONSABILIDAD

Una de las piezas fundamentales de un buen rendimiento escolar y deportivo, es la asunción de tareas, compromisos y responsabilidades por parte del/la joven niño/a o adolescente. El entorno, los hábitos sociales y culturales, las normas y el método de enseñanza-aprendizaje, hacen de mecanismo conductor para que nuestros jóvenes adopten la posición adecuada en cuanto al término responsabilidad. Debemos enseñarles a diferenciar lo que es correcto de lo incorrecto, a tener capacidad crítica, de análisis de la realidad y de su entorno, y sobre todo a entender que todas acciones tienen una consecuencia, tanto positiva como negativa.

Los/as profesores/as y los entrenadores/es, también somos educadores en este aspecto, al igual que los padres y madres. Somos facilitadores de oportunidades de los estudiantes y deportistas, con el objetivo de entrenar su responsabilidad. Debemos ir midiendo la capacidad de cada uno de ellos/as para que adquieran su rol y hacerse responsable de tareas y funciones dentro de su día a día, para potenciar su crecimiento. 

LA CULTURA DEL ESFUERZO

A menudo tenemos la oportunidad de vivir situaciones donde se pone de manifiesto la gran sobreprotección que se ejerce desde los padres en la educación de sus hijos. Podríamos poner muchos ejemplos sobre este aspecto totalmente visible: que un padre o madre haga los deberes del colegio, que le haga la mochila de entrenamiento y además cargue con ella, que no se separe en ningún momento del día… De esta forma estamos haciendo que no tengan ni autonomía ni autoestima, pues no estamos permitiendo que se desarrollen y tomen decisiones por ellos mismos. Debemos permitirnos el lujo de que equivoquen alguna vez, que aprendan a fallar y a asumir sus propios errores, para poder cambiarlos y mejorar. 

Sabemos la importancia que tiene para la educación de los menores fomentar y desarrollar la autonomía, la disciplina y el esfuerzo, pero para ello debemos cambiar ciertos hábitos que suelen ser no conscientes en nuestra conducta. Promover la cultura del esfuerzo es una tarea y un reto diario, en cada acción, cada conversación, cada decisión que tomamos a favor o en contra de nuestros hijos e hijas.

LA AUTONOMÍA (Y AUTODISCIPLINA)

A medida que van creciendo, van ganando en madurez, experiencia y autonomía, sin embargo, cada vez esto se da de una forma más tardía. Sea quizás por el afán sobreprotector de padres y madres, y por la facilidad en conseguir las cosas hoy día. Igualmente, el grado de independencia o autonomía, viene dado por el grado en el que un joven estudiante o deportista, tiene la capacidad para autogestionarse, tomar sus propias decisiones, saber organizarse, establecer sus prioridades, programar sus actividades, solucionar sus propios problemas, cuidar su salud... Parte del éxito y de la felicidad, es la disciplina de uno mismo. 

Los adultos somos un modelo de referencia en este sentido, estos valores no se nacen con ellos, se adquieren, se transforman en habilidades, conductas, comportamientos del día a día. Nuestra labor es darle su importancia, reforzarlo, y actuar cuando es necesario. Los niños de hoy serán los jóvenes y adultos de mañana.

Hugo Fernández es experto en Psicología del Deporte y Coaching Deportivo

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