El partido ante el Albacete deja dos lecturas claras en el COB, que podía y puede jugar mucho mejor y que hay jugadores claramente señalados por el cuerpo técnico.
La victoria llegó desde un juego más atrevido, pero también más organizado, con menos altibajos. Ya solo por ahí se justifica que Peciukevicius tenga los galones en la dirección del equipo y que la rotación “interior” se limite a tres jugadores.
Sin embargo, el rol de Chaz Williams tiene complicada explicación. El base viajó a Estados Unidos en el parón para resolver los trámites burocráticos que le faltaban y con él venía su familia. Además, entrenó medicado para poder aguantar las sesiones pese a tener una lesión de rodilla y cuando llegó el partido, sin explicación previa, fue el último del banquillo.
La presencia en pista de Josep Cera y la entrada y salida de Williams vuelve a parecer, como lo fue en otro partido con Fran Pilepic, un gesto más para la grada que de pizarra. Con números y juego en la mano, que Williams pueda ser relevo de Peciukevicus es tan claro como que no se defiende que lo sea de Cera.
Guillermo Arenas e Iria Uxía Romarís parece que ha tomado una decisión con los tres americanos del equipo. Chapero y Williams se han ido al fondo de la rotación y Willet estaba en el mismo barco, pero su buen rendimiento en la primera entrada en pista le ha dado una vida extra que quizá no tenía antes del partido.
Decisión peligrosa en un club que no tiene margen económico para cambiar muchos cromos y que acaba con la confianza de jugadores que, con rol más o menos protagonista, tienen que aportar mucho al equipo.
