El conjunto vasco, que acumula cuatro derrotas consecutivas, ha vuelto a apostar por un equipo de jugadores jóvenes y con poco cartel en Europa
Año nuevo, vida nueva. Eso debe pensar el Saenz Horeca Araberri, que inmerso en una gran irregularidad tanto de juego como de resultados, se mide mañana (19:00 horas) como local a un Río Ourense Termal al alza tras una victoria de prestigio frente al Palencia y en puestos de play off de ascenso.
El equipo de Antonio Herrera no termina de tomarle el pulso a la competición. Un mal inicio de temporada, un buen mes de noviembre con cuatro triunfos consecutivos que les sacaron del pozo (Prat, Oviedo, Bilbao y Castellón) y de nuevo, cuatro derrotas consecutivas que le acercan peligrosamente a las tres plazas de descenso a la LEB Plata.
La última jornada, quizá con poca fortuna, cayeron como locales ante uno de los equipos de la zona alta, un Levitec Huesca que no fue mejor que los vascos pero que sumó un nuevo triunfo que les permite ser la alternativa de Betis y Bilbao en la tabla.
De esta forma y escapando por el momento de la zona roja, los vascos afrontan el partido frente al COB como el de la búsqueda del cambio de dinámica, el borrón y cuenta nueva para el año 2019. Para ello, un regalo navideño en forma de jugador interior, la gran laguna de los vitorianos.
Marcos Portález, que hasta finales de noviembre militaba en el Tau Castelló cubriendo la baja del ya reaparecido Edu Gatell, se ha convertido en la nueva pieza de un Araberri que al igual que el pasado curso ha apostado por jugadores desconocidos y con hambre de hacerse un futuro en el baloncesto europeo.
Los precedentes son buenos. Wintering, Berhanemeskel o Dee, son algunos de los jugadores que la secretaría técnica del conjunto vasco ha sumado a su proyecto deportivo.
En la campaña 2018-2019, acapara la atención de los medios nacionales después de su descomunal inicio de competición el menudo base Junior Robinson (mide menos de 1,70), el descubrimiento de la temporada.
Sus 80 puntos en los dos primeros partidos de la LEB Oro le catapultaron a las portadas de los periódicos y medios especializados pero con el paso de las jornadas sus números se han ido normalizando (a pesar de grandes actuaciones individuales) con el paso de las jornadas, siendo todavía el máximo anotador de la liga con más de 22 tantos por encuentro.
Como complemento, un recién llegado. El base internacional ucraniano Klym Artamonov intenta arañar minutos a un Robinson imprescindible en el Araberri y en casi cualquier equipo de la liga.
A su lado, en el perímetro, Mathieu Kamba, un alero rookie con una enorme envergadura de brazos y que gracias su polivalencia en el tiro y su potente físico, le permite defender a jugadores de mayor tamaño que el suyo, además de disponer de una gran cantidad de tiros en cada encuentro.
Alternando las posiciones de 'tres' y 'cuatro' el alemán Nedim Dedovic, un excelente tirador que una vez terminada su etapa en el filial del Fútbol Club Barcelona vuelve a un equipo que conoce, ya que militó en sus filas como cedido en la temporada 2016-2017.
Otro jugador de enorme talento es el norteamericano Niksha Federico, un anotador excelso que por el momento no está encontrando la puntería desde más allá la línea de 6,75, pero que sí está aportando en otras facetas del juego, como el rebote.
La potencia interior la pone otro rookie, Kingsley Okoroh, también debutante en la competición. Con sus 2,10 metros de altura, el pívot británico-nigeriano es el referente en la pintura de un equipo que sufre en la rotación de esta posición ya que tan solo Emmanuel Pierre-Charles parece acompañar (y sin excesivo protagonismo) el ritmo de juego de su compañero.
La torre del equipo, Milan Markovic, que llegaba con el cartel de jugador experimentado en otras ligas europeas sigue sin dar un paso adelante y sus minutos en cancha se han visto resentidos.
Mañana en el Pabellón de Mendizorroza, una nueva oportunidad para el COB de ampliar la renta con un equipo que el año pasado ya demostró que pelea hasta la última jornada.
