El derbi entre Río Ourense Termal y Breogán volvió a superar las expectativas, en un encuentro en el que las aficiones fueron protagonistas
Los días previos ya lo marcan, el derbi contra el Breogán no es un partido más. Todos los protagonistas lo notan, se palpa en el ambiente.
Los aficionados, quizá la parte más importante, llegan antes al Pazo Paco Paz y los cánticos comienzan a crecer a medida que los del rival asoman tímidamente.
Los jugadores están más tensos, más metidos en el encuentro desde el calentamiento. Incluso asoman esas sonrisas nerviosas que indican que la tensión es un poco superior a la habitual.
Suena el himno (a medias, muy a medias) y balón al aire, 40 minutos para disfrutar del baloncesto gallego por excelencia, la historia viva del deporte de la canasta en nuestra autonomía.
Un partido que de nuevo volvió a ser mágico para todos los asistentes, un choque que recordó a aquel play off de ascenso, de nuevo la piel de gallina.
Ayer, el COB se hizo grande. Una gran actuación coral que minimizó al líder sólido de la LEB Oro, un rival que se vio superado a base de coraje por un Club Ourense Baloncesto que esta vez no tuvo miedo de ser el mejor.
El tercer triunfo consecutivo del COB le da alas para soñar de la mano de una afición que con muy poco lleva en volandas a sus jugadores en un Pazo que debe convertirse en un fortín durante la segunda vuelta.
El reto de la salvación sigue estando lejos, pero desde ayer, a una victoria menos.
