El COB fichó a Diego Kapelan en aquel extraño verano de 2015 para formar parte de un equipo fantasma que tuviese como objetivo competir, pero centrado en el innegociable y luego inalcanzable ascenso a la Liga ACB de la campaña siguiente. El alero canadiense (con pasaporte bosnio) llegaba a Ourense para demostrar que podía tener un hueco en la ACB en un equipo que ya tenía fichas reservadas a Pedro Rivero, Guillermo Rejón, Salva Arco y Jonathan Barreiro.
Casi sin pretemporada y tras debutar en casa con una dura derrota ante el Melilla, Kapelan se presentó en sociedad una semana más tarde en Logroño. En poco más de diez minutos entre él y Rivero le descerrajaron diez triples al Rioja para remontar un partido que perdían por 19. Un recital a distancia que tuvo continuidad la semana siguiente en el Pazo.
Ante el Básquet Coruña repitieron travesura Zipi y Zape. 16 puntos por barba en la segunda victoria de un equipo hecho para pasar de puntillas y gastar lo justo, pero que enamoró a la grada por su implicación y juego atrevido. Un equipo reivindicativo, imprevisible, anárquico y honrado. Tal cual, Diego Kapelan.
En dos temporadas se metió al Pazo en el bolsillo con recitales como la noche en la que le "clavó" al Burgos cinco triples en cinco minutos y lo avisó de lo que iban a padecer en el play off.
Con más de 14 puntos de media se marchó de Ourense para seguir soñando con una ACB que se le ha seguido resistiendo. Este verano volvió a recibir la llamada desde Ourense, pero su regreso a Galicia solo estuvo cerca un poco más arriba. Conoce bien los aros del Pazo. ¡Qué desgracia!
