Cerrando el círculo

Lo tuve que hacer, después de tanta matraca con los cinco años del aniversario del ascenso, he vuelto a ver un partido. Y de verdad que la culpa no ha sido mía, habéis sido vosotros con vuestras redes sociales. Muy culpable este medio también, entre el papel y la cámara, y súmale que me juntan con algunos protagonistas de aquel día … No creáis que he visto el último partido, que es el que a mí me gusta. No, también en eso vosotros tenéis la culpa. Creo que ya no hace falta aclarar mucho más. Hoy tenía la tarde con un ratito para mí y la idea era ver unos videos de jugadores, que me iban a enviar hoy para que los estudiara. Como no me llegaba el mail con las fichas, me encontré en el sofá con una idea que me rondaba en la cabeza desde el pasado domingo. Lo que hice fue encender el televisor y buscar en Youtube el 4º partido del play off contra Breogán. Como os conté hace dos días, sólo una vez lo había visto y fue el día después de jugarlo para preparar el quinto. Debo reconocer que, quitando el famoso último minuto que está colgado en las redes y las variantes defensivas que planteamos para ese día, de poco más me acordaba. Bueno sí, de alguna que otra discusión con mi Suka, pero eso queda para el equipo. Señoras y señores, estaba disfrutando del partido y a medida que se iba acercando el final, notaba como el corazón me latía a más velocidad y me iba poniendo más nervioso. No me ha pasado como a un directivo que tuve en Melilla que, al año siguiente de perder la final en Fuenlabrada contra el Alicante, en un final muy igualado, vino a mi despacho diciéndome que estaba muy disgustado. Cuando le pregunté el motivo, me respondió que acababa de ver de nuevo ese partido y que al final lo perdíamos y que por un momento pensó que lo ganábamos… Yo no he llegado a ese nivel, pero sí os aseguro que he disfrutado como un enano viendo al Vieira correr la banda, a Suka aplaudiendo a la afición rival, a Benito subido encima de alguien y a los jugadores abrazados y pensando en el siguiente. Después de este subidón, me he calzado las zapatillas, he subido las escaleras y he puesto una lavadora. Porque las cosas maravillosas lo son más cuando las rodeas de mundanas.