Zona COB

El COB se quedó bajito en Melilla (80-75)

El equipo ourensano tuvo opciones de victoria en un partido condicionado por su alarmante problema en el rebote defensivo tras conceder 19 rechaces
MELILLA 80 - 75 COB

 

Pocas veces es tan sencillo explicar con un solo dato la clave de un partido de baloncesto. De un deporte en el que las estadísticas analizan todos los factores y no siempre reflejan los visto en la cancha. Anoche en Melilla todo resumió uno: el rebote. Uno tras otro. Desde el segundo ataque de los locales hasta la última defensa de los visitantes. Una sangría permanente y desesperante que decantó un partido que se demostró perfectamente ganable para el COB y que rompe una racha de tres victorias consecutivas.

¡18 rebotes ofensivos capturó el Melilla! Casi el doble de los que promediaba en la temporada. "Una escabechina" dijo Gonzalo García de Vitoria tras el partido. Tal cual.

Así de fácil se resume un partido que el COB empezó y acabó mejor, pero en el que penalizó sencillamente porque se quedó bajito en un deporte de gigantes.

Aún sin estar bien en el balance defensivo ni de ajustar después en las ayudas para evitar tiros liberados estuvo en partido. A la que minimizó el destrozo en su zona fue mejor que el rival. Teniendo 20 posesiones menos llegó con opciones de victoria. Concediendo casi 20 puntos de contraataque pudo ganar. Una lástima para un equipo que reconocía tener especial interés por saber cómo respondería en partidos de esta exigencia y que vuelve sabiendo que no es peor que el Melilla, pero que tiene un problema indiscutible en un faceta clave del juego. El partido de anoche  exageró una deficiencia estructural del equipo y visible desde el primer partido. La mejoría pulgada a pulgada de los partidos anteriores saltó por los aires ante un rival especialmente peligroso ese aspecto.


Urge un fichaje


La lesión se Víctor Serrano ha limitado todavía más a un equipo que, incluso cuando vuelva el madrileño necesita un pívot que equilibre el juego. Un jugador físico que salte, bloquee, tapone, intimide y, sobre todo coja rebotes. Lo que no tiene. Con un jugador así ayer el COB habría tenido todas las papeletas para seguir ganando. 

En ataque volvió a encontrar puntos con facilidad desde el tiro exterior y un referente en la zona incluso en una versión modesta de Darko Balaban. 

Jugó cómodo cada vez que Alvarado estuvo en pista y fue más irregular cuando le tocó a Figueras dirigir al equipo. Mandó en el marcador al principio y se enganchó al partido al final. Pero todo en un contexto poco habitual en un partido entre equipos que ocupan zonas similares de la clasificación. Más que un partido por momentos fue un frontón. Por cada ataque del COB el Melilla hacía dos. A veces tres.

Los triples de Connor Wood y Edu Martínez dieron emoción al partido con todavía cinco minutos por jugar (69-63) y ahí lo que faltó fue tiempo. Sidibe no falló a media distancia, Marín tampoco lo hizo desde los tiros libres y Misters clavó canastas decisivas. Un final cruel, pero lógico para un COB que acumuló deméritos de sobra para entender la derrota. Para hurgar en un herida que no tiene que ver ni con la pista ni con la pizarra. Que solo se cura recurriendo a la cartera.

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