El COB recuperó crédito en la liga y confianza en sí mismo con una victoria en Burgos incuestionable, aunque no del todo convincente. Ganó por 11 puntos de diferencia, pero pidiendo la hora y vaciando algo un vaso medio lleno solo unos minutos antes cuando dominaba el marcador por 28 y soltaba muchos del lastre con el que llegaban varios jugadores llamados a ser clave.
De nuevo sin Mikel Úriz, esta vez Djordje Dimitrijevic sí defendió el puesto. Sobre todo en un primera mitad en la que le entró el primero tiro y ya no falló ninguno hasta la segunda mitad. Ratificó la facilidad que tiene para hacer puntos y está llamado a clave en el nivel del equipo a la que Úriz lo libere de obligaciones.
Un COB que llegaba "apretado" y que recurrió a la intensidad para tratar de marcar diferencias con un rival al que el covid-19 ha devuelto a la casilla de salida de la pretemporada. Manu Vázquez y Álex Mazaira fueron los lugartenientes del base serbio en el primer cuarto. El alero regalando ataques extra desde el rebote y el ourensano demostrando valentía en el juego y en el tiro.
Sin noticias de los "veteranos", el COB ya ganaba por 11 por en el primer cuarto (2-13). A la que hicieron acto de presencia los "pesos pesados" anularon la única reacción local de la primera mitad y doblaron la ventaja (21-41).
Arkeem Joseph, Kevin Van Wijk y Joán Tomás sumaron 14 puntos en este cuarto sin hacer mucho ruido, incluso sin jugar excesivamente bien, y hasta el descanso Adonys Henríquez había aparecido más que ellos, pero anotado menos.
A la que empezó a anotar el dominacano se acabó el partido. O eso parecía. En el tercer cuarto el escolta del COB demostró la facilidad anotado que ya ha había apuntado en los partidos anteriores. Empezó a generarse tiros y a anotar triples con una sensación de superioridad incontestable. Henríquez anotó 14 puntos, con cuatro triples sin fallo, en siete minutos y la ventaja llegó hasta los 26 puntos (42-68).
Mal último cuarto
Por un lado, un COB cómodo en ataque y por otro, un Burgos sin intensidad ni capacidad defensiva alguna. Y golpe otra vez se apagó la luz para los ourensanos. Como en los últimos cinco minutos de Valladolid, pasó de mirar al marcador para disfrutar de la ventaja a pedir la hora de forma desesperada. Perdonó tiros abiertos y liberados que evitasen el sofoco y en defensa dejó jugar a Ricardo Úriz como si estuviese dando clases de dirección de juego. El base del Burgos empezó a generar ventajas en una defensa gruyère tanto en la zona como en la distancia. Tanto que el reloj empezó a cuadrarle a los locales para conseguir la remontada (64-73 a dos minutos del final).
Un tapón de Mazaira dio paso a un contraataque de Adonys Henríquez que apagaron el incendio y amarraron una victoria con mucho mejor sabor con el paso de las horas que en los minutos después del partido.
Un triunfo que habla de un COB con recursos en ataque, pero limitaciones en la zona. Con mucha amenaza exterior y la necesidad de recuperar a Mikel Úriz y a David Navarro para volver a jugar como ya ha demostrado que puede hacerlo. Con ellos y ganando será más fácil.
