A la hemeroteca me remito. Siempre evité hacer comentario alguno sobre las actuaciones arbitrales al considerarlo como un factor suerte del juego. Así lo pensaba hasta ayer, cuando la injusta, antirreglamentaria, improcedente...¡injustificada!, e in crescendo en sus errores, actuación arbitral terminó por llevar al huerto del Vicente Trueba al COB. Por repetitivo se podría pensar que aquí las deficiencias ya vienen de fábrica. “Jamás olvido una cara, pero en su caso estaré encantado de hacer una excepción”, no queda otra que la ironía de Groucho Marx para olvidar a quienes nos han “jodido” y bien.
Decía una frase del historiador Phlipp Blom “ganará el más eficaz, no el más noble”. En esto también llevaba ventaja el Cantabria. Todo un ejemplo de eficiencia. Cada error del conjunto ourensano, forzado -árbitraje- o no, era castigado por los cántabros. Bien es cierto todo es más sencillo para Cantabria cuando su situación clasificatoria es una red ante el abismo, con aspiraciones de colarse con los principales. Fuera de ese G-7 que no es precisamente el de la mayores potencias industriales, más bien todo lo contrario y donde si está un COB que “back to back” (espalda con espalda que dicen los de la NBA) con otros seis equipos se disputa la permanencia.
Cierto que no fue un partido de mucha calidad, pero si tremendamente igualado y donde el conjunto ourensano fue capaz de competir desde sus posibilidades: Zamora, mantiene la presencia, no escabulle el bulto, pero sin más de lo que se necesita, ¿Urtasum?, ¿rebote?... mejora, por contra, Paciukevicus, bien en la intimidación Kuath -que poco le respetan los árbitros-, fueron también muchas las cosas que se hicieron bien pero sin suerte. ¡Ni justicia!
