LEB Oro, silbatos de hojalata

El trío arbitral del duelo ante el Burgos.

Fotos Martiño Pinal
photo_camera El trío arbitral del duelo ante el Burgos. Fotos Martiño Pinal
Aumenta el malestar en el COB por las últimas actuaciones arbitrales, con la falta obviada sobre Willett en Alicante como máximo exponente

Cuando lo puntual se convierte en tendencia, empieza el peligro. Es lo que piensa el COB sobre las actuaciones arbitrales esta temporada. El último encuentro del año, en Alicante, sirvió para agravar esa preocupación. En un curso donde los diferentes tríos arbitrales han dado poco (o nada) a los ourensanos, en las recientes semanas incluso han quitado. Las visitas a Almansa y a tierras alicantinas y el choque ante el Burgos en el Pazo se ilustran con una particular “galería de los horrores” que han elevado el enfado de entidad, jugadores y aficionados. Del ceño fruncido se pasó a las manos a la cabeza y, de ahí, a la indignación. Y no es el único equipo que piensa lo mismo.

La escalada comenzó en Almansa y tuvo a Willett como protagonista. Un partido apretado y dos faltas muy dudosas (siendo generosos) que mandaron expulsado al banquillo al estadounidense con 66-63. La lucha por un rebote ofensivo condenó al cobista, que se llevaba las manos a la cabeza y se tapaba la cara con la camiseta. Protestas, charlas pero el daño estaba hecho.

Después llegó el Burgos a Ourense. Y ganó el COB. Pese a la alegría, el “mosqueo” fue evidente con el trío de árbitros. Especialmente con uno. Una técnica por “flopping” a Zamora cuando choca con el rival, los 8 segundos a un Cera molido a palos o el puñetazo tipo Batum a Navarro en un Francia-España histórico que se quedó en falta corriente. El “fuera, fuera” retumbó en el feudo ourensano unas cuantas veces. 

Incredulidad

La cumbre llegó en Alicante. Los locales empataron desde la línea de tiro libre. Quedaban seis segundos y Willett puso velocidad de crucero. Intentó la penetración, pero fue obstaculizado por Blaylock y Gatell. El primero se echa literalmente encima. Willett no puede levantar el balón. De los dos árbitros que estaban cerca (uno llegó tarde y otro corría dando la espalda antes de plantarse y mirar), uno pita el final y el otro saque de fondo para los cobistas. Prevalece el final. Sorpresa general. Las imágenes muestran la perfecta visión del colegiado que está en la línea de fondo. Sin oposición ni obstáculos. Un “sigan, sigan” en toda regla que llevó el partido a la prórroga. Sin repetición en la retransmisión televisiva, en las redes sociales el vídeo corrió como la pólvora y los aficionados que no daban crédito no solo eran de Ourense. Muy oportuno que el duelo se disputase el Día de los Inocentes. Árbitros o exárbitros difícil que juzguen una acción de sus colegas, pero “off the record” ven hasta dos faltas en la acción de la discordia.

Después de lo ocurrido, el malestar es considerable en el club y estudian las medidas a tomar para frenar una tendencia que preocupa. Todo con partidos fundamentales asomando por el horizonte. 

Algo que ya ha hecho, por ejemplo, el Valladolid. Tras la polémica derrota en Castellón, los pucelanos descolgaron el teléfono para contactar con el director de arbitraje y transmitirle sus quejas. Sirva o no sirva, los de Paco García ya han utilizado su derecho al pataleo.

Es unánime el descontento de los equipos por el nivel arbitral que está teniendo la LEB Oro. En cada jornada, en cada partido, motivos para la discordia. Son 14 jornadas en la que los quilates de la competición contrastan con los problemas para impartir justicia. Un melón abierto que tendrá que cerrarse por el bien del baloncesto y que sirvió para agriar la despedida cobista de este 2022.

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