Es indudable que el COB presentaba índices de cambio positivo en el trasvase de una fase a otra de la Liga. Algunos apoyados en resultados positivos otros empujados por la ilusión. Los interrogantes se abrían tras la derrota ante Murcia. Ante Girona, Luego.
Cierto, también, que tras una historia de fracasos lo que más engancha es esperar el resarcimiento -"nunca será si hoy no somos" dictaba una pancarta de la Real Sociedad en la final de Copa-. Hoy todo es satisfacción, certidumbre, porque el partido ante Canoe, sin ser para el recuerdo, si permite recuperar la confianza, al menos hasta el siguiente partido. Las cosas funcionan así. Sabemos de que va esto.
Será casualidad, porque las sorpresas no atienden a razones, simplemente se dan, quizá suerte. O quizá fue el karma. Seguro la concentración e implicación defensiva es el yin y el yang (cambio equilibrado) hacia un COB "Harder, better, faster, stronger/más duro, mejor, más rápido y más fuerte" que cantaban los de Daft Punk. Así funcionó el COB en su versión más conexionada. Aquella que gusta destacar a los entrenadores. El bloque sí, pero también el trazo de André Spight, lo dije a su llegada, "es bueno" y tengo que repetirme "es muy bueno", 14 puntos en la primera parte, enrocado con el triple, luego hizo partícipes, junto con Uriz, otro de los destacados, a sus compañeros; Yates, el renacido, mejor Dimitrijevic, Diogo Brito, Menzies en marcha que "manos de seda" -no Eric Clapton-Arkeem Joseph, por arrancar Henríquez y Mazaira. Imagen de rigor colectivo, que arrasó con sus tiradores y mejorando mucho su defensa. Esto, como decía en la previa mi "socio" Angel "hai que gañalo como sea", copiando a "su" Messi en el túnel de vestuarios, y el conjunto ourensano así se aplicó para no depender de terceros. La clave ahora es la continuidad. ¡Atentos!
