Menos de una semana para lograr “la mirada del tigre”

Chaz Williams, durante el encuentro. (JOSÉ PAZ)
photo_camera Chaz Williams, durante el encuentro. (JOSÉ PAZ)
Empieza lo bueno y hay que estar preparados, con las gargantas bien afinadas y las pinturas de guerra

Se acabaron las pruebas. A partir de ahora toca pensar en lo serio, en lo que cuenta, en aquello que da alegrías y quita penas. Toca recuperar “la mirada del tigre”. Y si para eso hay que ver “Rocky III” en bucle, se ve. Se le hace sitio en las sesiones de vídeo del equipo. El enfado (mucho con el arbitraje y un poco con el rival) con el que los jugadores se fueron a los vestuarios tras el duelo ante el Valladolid tiene que ser bien encauzado. No es malo perder en pretemporada. No es un drama, al menos. Tampoco es que te sientas hasta “chuleado” por alguna acción puntual. Coge esa rabia, canalízala y sal a por todas en el siguiente partido, que es literalmente el que cuenta. 

Los amistosos de pretemporada se despidieron en el Pazo con un COB que tuvo una puesta en escena muy positiva, y un Valladolid que terminó bajando el telón a su gusto. Entre medias, un duelo de poder a poder, con los errores y las imprecisiones que el calendario aún permite. Aunque por poco tiempo. El COB sufre en la zona porque falta un jugador por llegar. Por número de efectivos y por galones. Hace falta. Por fuera, la dupla de exteriores estadounidense tomó conciencia de primera mano de lo que se van a encontrar en la LEB Oro. Hay que amarrarse los machos y unir el talento, que lo hay, con la capacidad para sobreponerse cuando vengan mal dadas.

Olvidada ya la preparación general, toca ponerse las pilas para recibir al Gipuzkoa el viernes en el templo cobista. La motivación no debería hacer falta. La vena se tiene que empezar a hinchar desde ya. De los jugadores y de los aficionados. Si por momentos dudan de la importancia de lo que viene, solo tienen que visualizarse intentando ver una retransmisión de LEB Plata hace unos meses. Pues eso. El Pazo debe jugar su papel y ofrecer ese plus de “fuego” desde el primer tiro del primer partido.

Empieza lo bueno y hay que estar preparados. A meter el bañador y las chanclas en el armario hasta nueva orden y a sacar la camiseta azul y amarilla y las pinturas de guerra.  Momento para afinar las gargantas para animar a los nuestros y, digamos, desanimar a los no nuestros. ¡A por ello!

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