ZONA COB

El no ascenso, una historia surrealista

OURENSE. 02.06.2016 PLAZA MAYOR, MANIFESTACION A FAVOR DEL ASCENSO COB A LA ACB. FOTO: MIGUEL ANGEL
photo_camera Aficionados del COB, protestando en la Plaza Mayor contra la situación del club.

Nadie entiende que quien se gana el derecho en la cancha no pueda disfrutar el ascenso. Es una injusticia que sólo sucede en esta competición.

Esta historia comenzó en junio de 2015, cuando el COB logró un ascenso sorprendente a la liga ACB, impensable al comienzo de la temporada.

Una alegría, pero también un regalo envenenado para un club de modesta estructura, dependiente de subvenciones públicas y heredero de una eterna deuda.

En una carrera desenfrenada, la directiva intentó cumplir los draconianos requisitos económicos, luchando contra el corto espacio de tiempo, el vacío institucional producto de las elecciones municipales, la propia ACB y el teórico descendido, el hostil Fuenlabrada.

Nadie entiende que quien se gana el derecho en la cancha no pueda disfrutar el ascenso. Es una injusticia que sólo sucede en esta competición.

Ante el desamparo de la Federación Española, el Consejo Superior de Deportes se metió en la pelea y obligó a su inclusión. En septiembre y por sorpresa, el COB y la ACB acordaron un disparatado trato.

La liga reconoció su derecho a participar, pero en la temporada 2016-2017. El incumplimiento supondría una indemnización de tres millones de euros. El COB cesó el pulso, ganó tiempo para rearmarse y no improvisar en una liga de máxima exigencia.

De esta forma, la participación del COB en la LEB Oro 2015-2016 'adulteró' la competición, de la misma forma que el Fuenlabrada 'adulteró' la liga ACB. Ambos clubes completaron una temporada más que digna. En Ourense, además con la permanente ilusión en el ambiente de "un ascenso seguro".

Pero llegó el mes de mayo. Las condiciones y los apoyos cambiaron. La directiva tuvo que rehacer sus planes. Los hechos no respondieron a las palabras y no se cumplieron los requisitos. Adiós a la ACB ante el bochorno general. 

COB, aprender de los errores del pasado

En el verano del 2000, el COB logró su segundo ascenso a la liga ACB. La "inversión" para jugar fueron 395 millones de pesetas, más el pago de otros 700 de deuda (Hacienda, Seguridad Social y proveedores) que sufragaron el Concello y la Diputación.

El equipo descendió en 2001 y el club estuvo a punto de desaparecer en 2003. Se desconoce el "retorno" de tamaña inversión en nuestra provincia.

En 2016, cuando la plaza se daba por segura, unos meses de cambios repentinos impidieron que el club cumpliese los requisitos económicos que exigía la ACB. Ourense se quedó sin plaza, entre reproches de partidos políticos, afición, instituciones y directiva.
Quizá olvidemos lo fundamental. Lo escribí en 2015 y lo repito en esta ocasión. Pagar tres, cuatro o cinco millones de euros por participar en una competición de elite deportiva es un esfuerzo que debe sustentarse en dos pilares fundamentales: La afición y la empresa ourensana. Las instituciones públicas pueden apoyar, pero nunca sostener el invento.

La afición, la gente. Socios y espectadores. Identificándose con el club, invirtiendo su dinero y asistiendo al Pazo dos Deportes. La empresa, promocionándose en ese supuesto escaparate nacional que significa la liga ACB.

El futuro del COB no puede depender de un pleno extraordinario, de una llamada telefónica, de unos presupuestos cuya cantidad se desconoce al comenzar cada temporada.

El deporte profesional requiere unas condiciones determinadas. Tanto el club como el Concello y la Diputación, la ciudad y la provincia, deberían replantearse su relación, objetivos y estructura. Para evitar tropezar, una y otra vez, con la misma piedra y en el mismo lugar.

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