Overbooking de trabajo

Se me acumula el trabajo, una vez más. En el primes mes y medio de cuarentena me pasó lo mismo. En esa etapa: los cursos, clinics y charlas se agolparon todas a la vez para tener un volumen de actividad bastante alto. Después, vuelta al ostracismo, cuidar y educar a la filla (veremos los daños en un futuro). Pero hoy, vuelve toda la actividad junta. Da la casualidad de que por la tarde tengo la segunda jornada de la fase final de la Liga ACB (tres partidos) y, además, coincide que es mi aniversario de boda. ¡No podría haberse puesto de acuerdo la gente para organizarnos mejor! Un sábado 18 de junio de hace cuatro años, parece que fue hace veinte (toma, collejón de mi mujer a la vista) me casé. La verdad es que fue un día genial, vinieron amigos de distintas partes de España y además nos hizo una tarde perfecta. Ceremonia en los Milagros y luego todos para Casal de Armán, un sitio indescriptible. Algún invitado, con muy poca personalidad, se quedó tan sorprendido del lugar que luego lo copió para la suya. Prefiero guardarle el secreto y no decir su nombre (fue Rubén Vieira, ese prepa con gafas verdes que tuvo el COB y que corría el campo más rápido que Vinicius). Debo decir que todos mis amigos se portaron muy bien. Willi no se desnudó hasta la vuelta en el bus, Basalo no llevó el megáfono, el Capitán sí llevó el uniforme, Huido animó despistando a la gente, Jaime no lloró, Malikoli aguantó hasta tarde, el Gerentuno no fue a la ceremonia, Juan Chapa se comió el postre de mi suegra, a Palojo no le hicieron la cobra como en la de Ramos, etc… A la semana siguiente de casarme me fui de viaje de novios a Helsinki, yo solo. Sí, yo solo. Me fui treinta y cinco días con la selección española sub 20 para jugar el Campeonato de Europa. Pueden pensar que mi mujer me quiso matar por dejarla sin viaje, pero le traje como regalo una medalla de oro de campeón de Europa, y para ella eso es mucho más importante (aunque nunca lo ha dicho en público, pero yo lo sé …). Así que mañana tendré que irme a celebrarlo por todo lo alto, una cena rica en el mismo sitio que hace cuatro años y, por supuesto, con la misma compañera que aquel gran día. La ACB puede esperar, lo lleva haciendo muchos años.