Papá, ¿por qué somos del COB?

El cobista Pilepic busca un pase.
photo_camera El cobista Pilepic busca un pase.

Lo visto ayer en Burgos se resume fácil: un absoluto desastre, indigno de la categoría y que no se puede volver a repetir. No es raro que algún joven aficionado cobista preguntase aquello de “Papá, ¿por qué somos del COB?, como en aquella mítica campaña publicitaria del Atlético de Madrid. Pero no queda otra que pensar en lo que viene. Se permiten unas horas de crítica furibunda y merecida tras un partido en el que, a los tres minutos, ya daban ganas de apagar la tele. O incluso tirarla al fondo del Miño.

Pero poco gana el cobismo si se recrea ahora en eso. Ya habrá tiempo para hacer balance cuando se consiga la permanencia. Ajustar cuentas si se desea. Porque esa es la clave. La salvación aún no está conseguida. Queda sacar esa victoria que se resiste. El enfado y la preocupación del respetable es considerable, pero al mismo nivel de intensidad deben estar los ánimos el próximo sábado en el Pazo cuando llegue el Alicante.

Ahora sí que sí es el esprint final de una liga que, por las vivencias, parecen dos o tres. Habrá que hacer un ejercicio de desmemoria para hacer como que lo de Burgos no ha existido y plantarse en el Pazo con las gargantas afinadas. No hay otra opción. Hace no tanto que el COB realizó partidos de mérito. Contra los de arriba y los de abajo. No se les ha podido olvidar jugar al baloncesto en dos semanas. 

Habrá que calibrar el carácter del equipo. La decepción tiene que transformarse en rabia en unos días. Salir con el cuchillo entre los dientes. Los de la pista y los de la grada. Hay demasiado en juego como para no hacerlo.

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