Deporte

Se acabó la ACB privada

El Supremo le recordó esta semana a la Asociación que eso de las "ligas privadas" ya es afortunadamente historia

Ahora es el Supremo el que da otra estocada a la Liga ACB. Le dice que se acabó eso de cerrar con pestillo y votar a puerta cerrada quién es lo suficientemente guapo como para ponerse en la foto de la temporada siguiente. Esta vez la sentencia deja claro que la ACB no es todopoderosa, ni sacrosanta ni inmaculada. En alguna anterior ya se tuvo que tragar al Burgos y todavía antes al Obradoiro. 

Poco a poco la justicia va devolviendo a la lógica a un deporte que necesita que su liga más representativa comprenda cómo es ahora el deporte. Que puede hacer oídos sordos, pero el recorrido de clubes totalmente arruinados dentro de la competición no puede prolongarse mientras se deja fuera a otros con deudas infinitamente menores y a los que se atreve a tildar de clubes "en causa de disolución".

La ACB crece cuando entran y salen equipos, cuando hay emoción por ser campeón, ilusión por jugar el play off o la Copa, pero también miedo por descender. Cuando entra aire fresco cada verano.

El COB tuvo la desgracia de ser uno de los últimos en chocar con una puerta cerrada a cal y canto pese a ser tan digno (o más) como muchos de los que estaban dentro. No le sirvió entonces, pero su ilusión y ciudades como Burgos acabaron tirando la puerta abajo. Mereció y merece recompensa.

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