La sesión vermú del COB más que orquesta tuvo una banda

Los cobistas, en un tiempo muerto. (MELILLA B.)
photo_camera Los cobistas, en un tiempo muerto. (MELILLA B.)

Pues esto, ahora mismo, es lo que hay. Ya van las suficientes jornadas de liga como para sacar conclusiones sin que se califiquen de precipitadas. En Melilla el COB cuajó su peor partido de la temporada. Involución en lugar de evolución. Las semanas parece que sientan peor. Difícil explicación. Contra Estudiantes o Coruña se podía decir que los rivales estaban diseñados para cotas mayores. Esta vez no hay atenuante. Los melillenses no van sobrados de nada y tienen tantos defectos o más que los cobistas. Y, pese a todo, te sacaron de la pista en 32 minutos de los 40 que duró el partido. Minutos que se hicieron eternos para los ourensanos que se sentaron a ver el encuentro por Telemiño. Alguno apagó la televisión antes de tiempo. Demasiado castigo para el cuerpo en la sesión vermú.

Un horario que hizo que la comida se le indigestase a más de uno. No hubo orquesta para amenizar. Más bien, por momentos, hubo una banda. En una competición de quilates como la LEB Oro se puede perder y nadie se rasgará las vestiduras por ello. Hay nivel y peligro en cualquier rival. Pero la forma, ¡ay la forma! No se puede dar una imagen de dejadez y pasotismo. Eso no es negociable. Y se está dando con demasiada frecuencia para estar todavía a primeros de noviembre.

Toca parón. Oportuno y necesario. Y no valen medias tintas. El COB necesita soluciones. Los resultados cantan y las sensaciones lo secundan. ¿Cuáles? Múltiples. Hablando de la pista, no mirar hacia el mercado sorprendería. El equipo sigue necesitando un pívot, pero también alguien con galones. Un líder. Un jugador que asuma responsabilidades y pegue cuatro gritos si es menester. Hay una asamblea en el horizonte, con partidos importantes por medio. El tiempo pasa y esto no mejora. Que el parón sea solo teórico, porque en la práctica deberían ser días de actividad y decisiones. 

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