Cansados de romper quinielas. Así viven en Alicante. El próximo rival del COB (sábado, desde las 20:00 horas en el Pazo) es el equipo revelación de la temporada. Un recién ascendido que está haciendo los deberes con nota. La competición les ha llevado de pensar en la permanencia a hacerlo en los play off, que rozan con los dedos de la mano. Un balance de 13-8 que no demasiados pensaban que podrían alcanzar la escuadra alicantina allá por el mes de agosto. No han necesitado un temporada de adaptación. Son el equipo más anotador de la liga y llegará a Ourense con una racha de seis triunfos seguidos.
Al frente de todos ellos, Pedro Rivero desde el banquillo. El mítico exjugador cobista ha sabido transmitir sus ideas y experiencias a los suyos. Y su carácter. Compiten sin miedo, aceptando retos y adaptándose a cualquier guión de partido. Su favorito incluye puntos. Promedian 81 por partido para ser, numéricamente, el mejor ataque.
La extensión del entrenador en la pista tiene mucha culpa de ello. Pedro Llompart guía el juego de los suyos desde el puesto de base. Con una cantidad de partidos en la Liga ACB al alcance de muy pocos, el balear todavía tiene hambre. A su lado, piezas compatibles que saben aprovechar lo que tienen. El estadounidense Schmidt llega a los dos dígitos en anotación, Busquets hace un poco de todos y, por dentro, la dupla Galán-Fall se entiende a la perfección.
El senegalés, sin ir más lejos, es el jugador más valorado de la LEB Oro hasta el momento gracias a su triplete: puntos, rebotes e intimidación. El duelo con Balaban se antoja clave, para no perdérselo.
Rotación poderosa
Un quinteto inicial tipo que tiene la gasolina asegurada desde el banquillo. Justin Pitts, también del país de las barras y estrellas, es la referencia anotadora. Arrancó el curso de forma sobresaliente y mantiene una trayectoria notable. Pequeño y sin miedo a tirar, un perfil clásico.
Además, Onwenu da una rotación interior con movilidad, Mendiola pone centímetros en la pista y Ortega sabe qué tiene que hacer y lo hace sin alardes.
El Alicante es un equipo de ritmo alto, que no duda en lanzar con el reloj de posesión todavía muy lejos de agotarse y que exige agarrarse a los partidos con uñas y dientes. Llegan al Pazo en un momento dulce. Solo han tenido celebraciones en el último mes y medio de competición. Una racha que buscarán mantener en una pista que, saben bien, es complicada.
