El COB se acerca a la permanencia tras derrotar con sufrimiento al Almansa (81-75)

No fue el COB del partido ante el Valladolid, quizá porque falta Fahrudin Manjgafic para dar ese poquito más en casi todo. Y desde luego que no fue el de Cáceres. Desde la primera defensa y tras el primer gesto de rabia quedó claro. Fue el de Félix Alonso. El equipo que ha ido uniendo piezas y sumando poquitos para competir casi siempre y para ganar lo suficiente para parecerse más a un equipo de zona media que de sufrimiento. Los cinco partidos que ganó el COB en la primera vuelta lo igualó ayer y le quedan siete más para subir la nota.

La última pudo valer doble con un average que estuvo cerca, pero supo a alivio definitivo, que es mucho más importante. Ahora sí que salen las cuentas y con la confianza de que todavía caerá alguna más.

Esta la sacó siendo un equipo de competición, en toda su extensión. Sin tener que encontrar rachas prolongadas de acierto en el triple o depender de bajones del rival. Fue un COB que dominó el partido siempre que tuvo las piezas que quería en la pista y que no permitió que el Almansa le amenazase la remontada cuando otrora le habría temblado el pulso o, ni siquiera habría sido capaz de llevar la inercia en el marcador.

Sin su mejor anotador fueron otros dos fichajes los de lideraron al equipo. Kur Kurth siempre y Txemi Urtasun cuando hacía falta. 16 puntos en la segunda mitad el navarro y un dominio insultante del africano en la zona a la que la estadística le roba espectacularidad en cada partido.

Pero el COB ganó porque todos sumaron. Atrás y adelante. Pilepic empezó y acabó anotando, Gjuroski cuando más falta hacían los puntos y Peciukevicius estuvo siempre un paso por delante de sus pares. Pero también Ferrán Ventura en el segundo cuarto, Josep Cera en el tercero, Nogués en lo que no se ve más que en los números y Aboubacar, Williams y Del Águila dando rotaciones.

Ni rastro del equipo intermitente de la primera mitad de la temporada ni del “sí pero no” de después. Mandón de inicio (16-7) y con capacidad para reponerse dos veces en la primera mitad a los mejores minutos del rival. Se fue atrás en el marcador al descanso (39-42) y le dio la vuelta rápido para ya no perder la delantera.

Era el partido en el que tocaba saber sufrir para dejar de hacerlo. Y supo. El tercer cuarto de Kuath fue estruendoso, una sucesión de defensas que dominó o condicionó y  ataques colectivos sin miedo ni dependencias. Gjuroski, Nogués, Urtasun, Cera… Tacita a tacita para ir abriendo brecha y obligando a ir al Almansa con la lengua fuera en defensa y jugando solo desde la distancia. Apareció Mateo Díaz en el tercer cuarto para evitar el primer arreón y Petar Aranitovic en el último para apurar las opciones visitantes y salvar el average, pero sin opción de victoria. Cuando dieron un paso más siempre encontraron respuesta en el COB. Cuando dieron un paso adelante apareció Kuath para taponarlos.

Una victoria que puede ser la definitiva, pero lo mejor de todo es parece claro que no será la última.