El entrenador galés decía que no se concentraba si no había dos porterías, pero partidos de baloncesto como el de ayer enganchan a cualquiera
Cuando el casi siempre genial John Benjamin Toshack, sobre todo si no entrenaba a tu equipo, fue llamado por Lorenzo Sanz para rescatar al Real Madrid tambaleante que dejaba Guus Hiddink, este chófer de anécdotas fue convocado al día siguiente por el entrenador galés para conceder una entrevista. Resultó uno de los momentos más hilarantes en casi dos décadas de oficio. Toshack llegó tarde a la cita a pesar de que sólo tenía que desplazarse desde la habitación al vestíbulo y saludó apresuradamente al fotógrafo Juan Lázaro creyendo que era el "señorrrr Blanco, el Jefe de Deportes". En el momento que fue advertido del error se disculpó como sólo él sabe hacerlo: "Lo siento, pero sólo me he equivocado por uno".
Después de aburrirlo con preguntas sobre fútbol y las exigencias de un banquillo como el Real Madrid, la entrevista pasó a ser una conversación de 'colegueo' gracias a que el camarero no regresaba precisamente con agua. A Toshack le encantaba haraganear. Habló de lo bien que estaba en Turquía y las increíbles vistas sobre el Bósforo que tenía su apartamento. Recordó con su gracejo galés como en una ocasión Paco Jémez, ahora entrenador del Rayo, se el acercó en el campo de entrenamiento del Dépor llevándose la mano a la rodilla: "Mister, me duele cuando le doy", se quejó. John, todavía de resaca, le espetó al poco sutil central deportivista: "Paco, a mí también me duele cuando tú le das".
Hubiese sido el mejor entrenador del mundo si sólo tuviese que trabajar el domingo, porque entrenar a diario no le gustaba un carajo. Y eso que un tipo que se dedica al fútbol dispone de un montón de tiempo libre. "Juego al golf, a veces veo algo de baloncesto pero ya me he dado cuenta de que si no hay dos porterías y un balón no soy capaz de concentrarme". Grande, como casi siempre, sobre todo cuando no defendía tus colores.
Ayer había una cita ineludible en el Pazo Universitario de Lugo. Y los compañeros de Deportes invitaron otra vez e inconscientemente a escribir en sus excelentes páginas. No se les podía fallar ni a ellos ni a la afición cobista y eso que a algún aficionado del Breogán le sentó como un tiro libre fallado en el último minuto que en la contracrónica o en la crónica a la contra del anterior partido se hubiese criticado por pesado al 'speaker' local. Le tocó a él como pudo ser al boceras del COB. Con todo respeto y sin ánimo de ofender, una buena hinchada no necesita que la aguijoneen con comentarios prescindibles que no aportan gran cosa para dar aliento a su equipo en los momentos en los que se empaña el talento.
Si te desplazas desde A Coruña para ir al Pazo Universitario, hay que pasar por delante del Anxo Carro, una tentación complicada de espantar cuando en el estadio lucense están despidiendo a un entrenador de gusto tan delicado como Quique Setién. En ese momento John Benjamin Toshack regresó del pasado por la imposibilidad para concentrarse como espectador cuando en el terreno de juego no hay dos porterías. Hasta su hándicap después de un porrón de años de golf y de muchos campos arados con el hierro era lamentable.
Atrás quedó el Anxo Carro como un triste hasta luego míster, lo siento pero sólo puedo equivocarme por uno. No fue un error. Más de mil cobistas jalearon la llegada de sus héroes al Pazo haciéndole un pasillo. Sabían que se trataba de un excelente día para escribir la historia. Escuchar el himno gallego cantado por más de 6.000 gargantas en el derbi del Miño te llena de orgullo por pertenecer a esta tierra de aristas y de muchos artistas. El partido resultó igual de intenso en la cancha como en la grada. Los mejor de este duelo entre hermanos para pisar el parqué de la ACB la próxima temporada son dos aficiones gigantescas con un comportamiento impecable.
Acabó ganando el COB por cuatro puntos al saber gestionar la ansiedad en el último suspiro del partido. Subidón ourensano, lamento lucense por haber malogrado la ocasión de cerrar la final.
"Que sí, joder, que vamos a ascender", gritó al unísono la parrroquia azul y amarilla al despedir el autobús en el que se desplazaron los jugadores del COB. Mañana se disputará en el Paco Paz el quinto y último partido. Volverá a ser una fiesta mágica. Hasta a John Benjamin Toshack le hubiese gustado asistir.
