Un paso por delante

Leía el otro día en twitter, no recuerdo quien lo escribió, una frase que hablaba sobre el retorno de las ligas profesionales. Decía que le parecía que a los equipos les servía con haber vuelto y que no se percibía ningún tipo de exigencia por el resultado. No hablaba de ningún deporte en particular, así que habrá que pensar que se refiere al futbol o el baloncesto, o a ambos, porque son las dos ligas que han reanudado su actividad. Debo reconocer que futbol he visto muy poco, ningún partido entero salvo a mi Athletic. Pero de baloncesto sí que he engullido los nueve que se han jugado hasta la fecha, por lo tanto, puedo opinar bastante bien sobre ello. Yo no estoy nada de acuerdo con el comentario de esa persona anónima. Pienso que hay un factor común en ambas competiciones para que eso se produzca. Creo y me atrevería a decir que no me equivoco, el público es un aspecto fundamental para transmitir la pasión que cualquier deporte profesional necesita. Jugar sin gente hace que se pierda una conexión esencial y necesaria del que ambas partes se alimentan. Es una relación simbiótica y la ausencia de una de ellas hace que la otra se resienta tanto que incluso la haga desaparecer. ¿Se imaginan llenar un estadio sin que haya un partido? Pues es la misma sensación que tienen ahora los profesionales. En cambio, hay una diferencia fundamental en los formatos “extraordinarios” de ambas competiciones. En el futbol, la liga se reanuda tal y como estaba y lo único que se ha cambiado, además de alguna norma específica, es que se van a jugar todos los partidos en un periodo de tiempo bastante más corto. Eso significa que hay bastantes equipos que prácticamente no se van a jugar casi nada, o que muy pronto perderán el aliciente de cualquier tipo de clasificación, algo fundamental para el deporte profesional. El baloncesto, sin embargo, es diferente, ya que los 12 equipos que participan en esta fase final tienen, inicialmente, las mismas opciones de título. Es evidente que luego entran las diferencias presupuestarias, que a su vez incide en la calidad de las plantillas, pero aun así, todos pueden optar por esas cuatro plazas que dan derecho a jugar la siguiente fase. En resumen, si a las ligas les quitas a su gente y encima, no tienen opciones de premios deportivos, pues evidentemente es difícil transmitir emoción. Por lo menos el basket ha arreglado una de esas patas, siempre un paso por delante.