Una liga con bola de cristal

OURENSE 7/02/2020.- COB-CÁCERES, partido de baloncesto en el Pazo. José Paz
La FEB no tiene capacidad para pronosticar un escenario próximo para la competición aunque el bloque de equipos que apuesta por la suspensión es mayoritario

No es fácil. Ni la situación actual ni pronosticar lo que vendrá. Tampoco lo es tomar decisiones en ninguno de los dos escenarios. Una realidad válida para cualquier ámbito y también para el deporte, por supuesto incluía la LEB Oro.

El lunes hará un mes del último partido disputado y es imposible pronosticar cuando se jugará el siguiente. Incluso aventurar si corresponderá a esta temporada o será ya de la próxima.

La Federación Española de Baloncesto (FEB) no habla y tampoco actúa. Prefiere limitarse a aplazar jornadas esperando noticias del Consejo Superior de Deportes (CSD). Una actitud incómoda para los clubes, pero lógica cuando el margen de maniobra de la FEB es nulo.

Que no hable ni actúe no quiere decir que esté parada. La Federación es consciente del "marrón" que tiene encima si el CSD no apuesta por una solución universal. Si el futuro queda en manos de los organizadores, pase lo que pase, tendrá damnificados y denuncias.


Si se juega...


Si se juega lo que resta de temporada habrá que ver cómo y con quién. Hay clubes que ya se han apresurado a bajar la persiana y otros que se pronuncian públicamente pidiendo la suspensión. Hay jugadores, muchos, que ya no están en España y clubes, la mayoría, que solo tienen contratos firmados hasta la segunda semana de mayo.

Si toca jugar en junio, julio o agosto, ¿cómo afrontarían los clubes esos gastos? Si los equipos se forman, entrenan y acaban jugando, ¿quién responde si aparece algún caso positivo de Covid-19?

Igual que la Federación se mueve, pero no se pronuncia, los clubes también. Alguno ya tiene los documentos redactados haciendo responsable a la Federación de todas las consecuencias sanitarias que conlleve jugar partidos.

Si se juega y la obligación es hacerlo a puerta cerrada, ¿quién equilibra la cuentas de clubes que se quedarían sin taquillas ni patrocinadores interesados en lucir sus logos a los asientos vacíos?

Muchas dudas por resolver en caso de que España supere esta pandemia a tiempo para que el deporte considere que merece la pena intentar acabar las temporadas.


Si no se juega...


Por motivos sanitarios obligatorios, por precaución o porque la mayoría de los clubes prefieren no volver a jugar, si la LEB Oro se suspende tampoco se acabarían los problemas. Serían otros.

A día de hoy la FEB ya tiene constancia de varios clubes que se han pronunciado por esta segunda opción. Valladolid y Gipuzkoa lo tiene claro. Se están jugando el ascenso directo casi en un mano mano a diez jornadas. Breogán, Palencia y Básquet Coruña también quieren jugar y el Castellón está en el mismo barco. Quizá haya alguno más, pero pocos.

Si no se juega, ¿qué pasa con los ascensos? El Valladolid va primero, pero el Gipuzkoa también tiene tablas matemáticas para reclamar el ascenso directo. Ninguno se quedará de brazos cruzados si no le dan plaza en la ACB. 

El Breogán ha propuesto una "Final a Ocho" a la que renunciarían voluntariamente varios equipos que estaría clasificados. Es otra opción, pero ¿quién organizaría un torneo así a puerta cerrada, sin vender entradas? Además,¿habría ocho equipos dispuestos a disputarla?

Con los descensos las bases de competición son más sencillas y bajarían Marín, Canoe y Oviedo. ¿Lo aceptarían sin haber jugado todos los partidos? También parece complicado.

La FEB ya ha sondeado a la LEB Plata calibrar apoyos si se le otorga el ascenso directo al Murcia y la segunda plaza se juega en una "Final a Ocho". La respuesta recibida tampoco es concluyente. Lógico.

Un galimatías complicado de solucionar de no ser porque es el mismo que tienen una categoría por encima o por debajo y casi todos los deportes.

En ACB pasará lo mismo. Los clubes tienen preparadas las quejas (denuncias) en función de sus intereses. Por arriba y, sobre todo, por abajo.

Una patada hacia adelante obligatoria y que termina con todos los balones en la misma puerta, la del CSD. Ahí será donde realmente se decida qué pasa con el deporte español cuando toque. Algo que, por desgracia, no es urgente todavía.

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