Una victoria de expedientes X y viejos fantasmas ¿olvidados?

Los cobistas, en un tiempo muerto en Logroño.
photo_camera Los cobistas, en un tiempo muerto en Logroño.

El último segundo y medio de partido vale para resumirlo todo. Saca de banda el COB y la pierde. Saca de fondo Clavijo y la pierde. Saca de fondo el COB con tres décimas por jugar y faltó el canto de un euro para que anotase Ventura. Los partidos de los ourensanos son, esta temporada, un expediente X digno del Íker Jiménez más conspiranoico. Todos tienen algo raro. Muy raro. Montañas rusas sentimentales que no atienden a la lógica. Perder cuando lo tienes ganado, ganar cuando lo tienes perdido. Y aunque algunos fantasmas parecían estar olvidados ya, ayer en Logroño volvieron a llamar a la puerta. Eso sí, hubo un punto más de saber estar incluso en las malas. Y fue eso lo que permitió que los cobistas se llevaran la victoria.

Porque si al más aficionado de los aficionados, a aquel con el escudo tatuado en el pecho (metafóricamente o no) le pones entrado en el último cuarto un papel para que firme perder por 5 o 6 puntos, lo firma. Pintaban bastos estando 12 puntos abajo y con malas sensaciones.

SOBREVIVIRÉ

Pero ahí se mejoró. Se gritó con los pulmones llenos de aire un “sobreviviré” como haría aquella Mónica Naranjo del pelo en dos tonos. Mejorar en perfil bajo también es mejorar. Si es que sin dispararse al pie un cargador completo este equipo tiene que ascender. En las malas, gana. En Logroño estarán tirándose de los pelos. Eso sí, no han dicho su última palabra. 

El domingo en el Pazo, más madera. No vendría mal un partido más “normal”, claro, pero en el fondo todos sabemos que no pasará. Porque nos va la marcha, porque este año nos hemos acostumbrado a lo raro. Pero el 68-70 final de ayer obliga a que, a pesar de los pesares, acabes cualquier análisis con un “pero vamos ganando”.

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