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A golpe de triple

Mal va el Club Ourense baloncesto si todos los recursos que es capaz de sacar en ataque son 27 tiros de tres (solo cinco más de dos, 32), más si cabe cuando tienes enfrente a un equipo como el Valladolid, dispuesto a descabezarte en cuanto tiene la primera oportunidad. El COB tiene plantilla para aspirar a algo más, para hacerse notar en una competición en la que por nombres tiene que ser importante y no un grupo de jugadores que se mantiene en los encuentros gracias a su inmensa calidad.

Lo de ayer es una más, la tercera muesca consecutiva en el cinturón de un equipo que no está evolucionando de la forma adecuada, ni hacia delante ni hacia atrás. El COB juega exactamente a lo mismo que en la primera y segunda jornada, esas en las que ilusionó a unos aficionados que no se merecen sufrir con partidos como el de ayer.

En una noche de brujas como es el Samaín, el COB despertó fantasmas del pasado, esos que tanto asustan y que, Dios no quiera, lleve a los resultados que tantas veces se vieron. Hay tiempo de cambiar, eso sí, hay que querer verlo y hacerlo.

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